Crece la espiral de violencia en Somalia
El domingo 1 de abril, docenas de soldados ugandeses morían en un ataque contra la base de la fuerza de seguridad regional de la Unión Africa, Amisom. El atentado habría sido ejecutado por efectivos de al-Shabab en la ciudad de Bulamarer.
Ataques como este persiguen el objetivo de acelerar la partida de Amisom, la coalición militar y policial de la Unión Africana que lucha contra la filial de Al Qaeda en Somalia desde hace más de una década. Gracias a su acción, al-Shabab, que llegó a controlar gran parte del país, perdió terreno gradualmente. A pesar de ello, sigue su lucha con el fin de derrotar al Gobierno de Mogadiscio, que cuenta con el apoyo y financiación de Occidente.
En esta ocasión, los terroristas habrían detonado un coche bomba en la puerta de la base que los componentes ugandeses de Amisom tienen en Bulamarer, antes de irrumpir en el complejo disparando. Un segundo coche bomba se dirigió contra un convoy de refuerzos del ejército ugandés procedente de una base cercana. A continuación, los yihadistas atacaron a los civiles que viven en las proximidades de la base y prendieron fuego a casa y tiendas. Horas antes, los miembros de al-Shabab, habían atacado otras cuatro aldeas remotas y aisladas en su camino a Bulamarer.
Este es uno más de los muchos ataques que el grupo terrorista ha perpetrado en los últimos meses, lo que pone de manifiesto su resistencia y fuerza a pesar del hostigamiento al que las fuerzas de Amisom le someten. Baste recordar que el pasado mes de octubre, el grupo fue responsable de uno de los ataques terroristas más sangrientos desde 2001, cuando un camión bomba mató a más de 500 personas en Mogadiscio. Por eso hay temores fundados de que una reducción significativa de las fuerzas de Amisom podría significar un mayor poder para al-Shabab.
En julio de 2016, la Unión Africana anunció planes para una retirada escalonada de sus tropas desplegadas en Somalia, que, si todo sigue como acordado, comenzarán a ejecutarse en octubre de 2018 y se complementarán a finales de 2020. Y eso a pesar de que ese mimo año, en enero, al-Shabab mató a más de 100 soldados kenianos en su base de El Ade, cerca de la frontera sur de Somalia. Esté esquema de reducción gradual de efectivos de la Unión Africana presentes en suelo somalí fue respaldado por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobada el pasado mes de agosto.
Sin embargo, esta retirada de tropas ha comenzado mucho antes de lo anunciado, durante el año 2017, un millar de efectivos de Amisom abandonaron el país y para octubre de este año se espera que otras 1.000 se vayan.
Evidentemente, los terroristas quieren acelerar la partida de los efectivos de Amisom, lo que juega en su favor. En los últimos meses, los terroristas no solo han atentado contra las fuerzas de seguridad de la Unión Africana, sino que también han incrementado sus acciones de amenaza y secuestro de civiles en varias regiones para obligar a las comunidades a entregar a sus niños y niñas para ser entrenados como soldados. Desde septiembre de 2017, ancianos, maestros y comunidades son sometidos a esta presión. Esto indicaría que los terroristas intentan aumentar su potencial. Como consecuencia de todo esto, en los últimos meses, cientos de niños somalíes han huido de sus hogares para escapar de este reclutamiento forzoso.
No parece que la decisión de la Unión Africana, de reducir su presencia en Somalia, sea la más acertada en este momento.
