CUBA: LA U.M.A.P.

Años muy difíciles fueron los de la década del sesenta en Cuba, vivíamos bajo la tensión constante, Fidel Castro siempre pronosticando que nos invadirían los norteamericanos, los hombres eran movilizados sobre todo de madrugada, llamaban aporreando las puertas y los montaban en camiones soviéticos y los trasladaban a unidades militares, a veces improvisadas, otras los llevaban a una montaña o a cualquier campo, repartían los fusiles y a hacer guardia mirando al mar toda la madrugada, las mujeres se quedaban en casa, preocupadas y angustiadas.
Los pequeños a veces ni entendíamos y otras veces nos asustábamos mucho, para los adolescentes además de estas situaciones, tenían las prohibiciones, no se podía escuchar cualquier música, estaba prohibido escuchar a cualquier cantante que se hubiera ido de Cuba, como por ejemplo Celia Cruz, tan querida y admirada por su pueblo, pero tampoco se podía disfrutar de los Beatles, ni de José Feliciano, ni de Julio Iglesias, ni de muchos otros, si el C.D.R. ( Comité de Defensa de la Revolución y uno en cada calle ) informaba que escuchabas esa música, ya tenías un problema.
Con la literatura ocurría lo mismo, muchos fueron los prohibidos, pero no por eso dejamos de leerlos, una gran biblioteca clandestina circulaba y circula en Cuba y en cuanto a la música nos íbamos a la azotea con un pequeño radio portátil e intentábamos sintonizar la onda corta, nos servía esto para reunirnos y estrechar lazos de grupo, familia y amigos, sólo nos reuníamos en la azotea con aquellos en los que podíamos confiar, aún no disfrutábamos de una grabadora y años más tarde logramos tener un radio-cassete, entonces si captábamos mejor la onda corta y podíamos escuchar la música que se disfrutaba en todo el mundo, era como derribar la cortina de hierro.
En cuanto al cine, todo era soviético, la temática principal la guerra, cuando la película trataba otro tema era un fiasco, esperabas que pasara algo y de pronto aparecía en pantalla KONIEC y nos explicaban que eran de final “abierto”, de ahí que cuando algo termina precipitadamente, los cubanos dicen que es un final soviético.
Pero las prohibiciones eran mucho más, los muchachos no podían llevar el pelo largo, ni pantalones campanas, las chicas no debían llevar minifalda, la policía solía trasladar a sus Unidades a los que encontraba en la calle de cualquiera de estas formas y muchos muchachos fueron pelados al cero, cortado los pantalones a la altura de la rodilla y a las muchachas le desprendían el vuelto de la falda, de la Unidad sólo salías con una gran advertencia y cuando te iban a recoger tus padres, que también eran advertidos por la responsabilidad que tendrían si dichas conductas se repetían. Pero lo mejor fue la forma en que se calificó escuchar, leer o vestir lo que ellos no querían, se le llamó: ” diversionismo ideológico” y muchos fueron sancionados por ser “diversionistas”. El único que podía tener el pelo largo era el Ché Guevara.
En 1963 Fidel Castro implanta la Ley del Servicio Militar Obligatorio, hasta entonces en Cuba el ejército siempre había sido profesional.
Recuerdo el miedo de los chicos y su familia, además no sé que tiempo dura en otros países, pero para mis paisanos eran tres años, con un estipendio de 7 pesos al mes y para todos los jóvenes de sexo masculino comprendidos entre 16 y 27 años.
Se sintió el descontento en la sociedad cubana, pero ahí estaba el Partido para “explicar” al pueblo la necesidad de esta Ley, había que defender la patria y además en U.S.A. también existía y eran tan malos que llevaban a esos jóvenes a la guerra, los nuestros no irían, otra mentira de Castro, años más tarde más de 25 mil niños inocentes, que ni sabían a donde iban, perdieron la vida en las guerras de Angola y Etiopía, pero de esto hablaremos más adelante.
Pero realmente nada había preocupado tanto a los cubanos, como esta Ley de S.M.O. comenzaron los exódos , los escapados, fugados, castigados, sancionados, perseguidos, el descontento aumentaba y Fidel anuncia que dejará salir de Cuba a todo el que quiera irse y prepara el pequeño puerto de Camarioca, por donde salieron más de 30 mil cubanos, pocos comparado con lo que fue el Mariel de 1980.
Camarioca también tuvo sus naufragios y muertes y Lyndon B. Johnson en un discurso en la estatua de la libertad , ofreció acoger y dar refugio a todos los cubanos que quisieran escapar, creándose los Vuelos de la Libertad el 10 de Octubre de 1965, fueron dos diarios, de doscientas personas cada uno, en las oficinas de Inmigración y extranjería entregaban las planillas y las colas eran interminables, la reacción de Castro no se hizo esperar y declaró que los jóvenes varones comprendidos entre 15 y 27 años, no podían salir del país, ni aunque hubieran cumplido con el S.M.O. ( para la prohibición baja un año la edad ).
Pero se añadió que todo profesional que quisiera irse, debía cumplir con trabajos en el campo antes de abandonar el país, conozco un médico que cortó mucha caña y nunca se fue, porque se acabaron los Vuelos de la Libertad y él no tenía permiso del gobierno de Cuba para salir.
Los que fueron reclutas del primer llamado lo pasaron muy mal, no encontraron ni campamentos, tuvieron que dormir y vivir a la intemperie hasta que los construyeron con sus propias manos, los “oficiales” que les daban ordenes eran militares improvisados y muchas veces el trato que les daban era denigrante y dejaron de tener nombre, se convirtieron en un número, las despedidas de esos jovencitos eran conmovedoras, los familiares y amigos llorando y ellos trasladados en camiones y sin saber a donde, era “secreto” el destino, hasta que no pasaban cuarenta y cinco días no podían volver a ver a su familia y decirles donde estaban. Conjuntamente con el S.M.O. se crearon las U.M.A.P. ( Unidades Militares de Ayuda a la Producción ) este nombre encubría campos de trabajo forzado, centros de verdadero horror, se suponía que para jóvenes en edad militar, pero lo cierto que allí estuvieron hombres hasta de cincuenta años.
Las U.M.A.P. desde mi punto de vista, es uno de los abusos más atroces que han cometido los Castro.
Allí fueron religiosos de cualquier credo, pero mayoritariamente católicos y Testigos de Jehová, intelectuales, los que se habían querido ir y no lo lograron, desafectos, ex presos políticos, homosexuales, “diversionistas ideológicos” y todo el que a ellos les dio la gana.
Se calcula que 35 mil hombres sufrieron los rigores de estos campos entre 1965 y 1968, de estos 500 terminaron siendo enfermos psiquiátricos, 180 se suicidaron y 70 murieron por las torturas.
A pesar de que el gobierno de Cuba ha ocultado esto muy bien, hay muchos testimonios de los que han logrado irse fuera, entre ellos el del dramaturgo Héctor Santiago que ha contado: ” A veces te dejaban sin comer y sin agua hasta tres días y te mostraban fotos de hombres desnudos, al cuarto día te daban comida y agua y te mostraban fotos de mujeres desnudas, no eras diabético y te inyectaban insulina, entrabas en shock, te orinabas, defecabas, vomitabas, daban descargas eléctricas, perdías la memoria, pasado unos días no sabías quien eras, ni siquiera conseguías hablar.
Pasado unos meses suspendieron los “tratamientos”, consideraron que no daban el resultado deseado.
Hay hombres de gran prestigio que pasaron por la U.M.A.P., como el internacionalmente conocido trovador Pablo Milanés, cuando le han preguntado por su paso por aquellos campos ha dicho: ” Aquello era el infierno y aún espero que alguien pida perdón ”
Otra figura destacada lo es Jaime Ortega Alamino, fue a la U.M.A.P. siendo seminarista, es decir, por religioso, aL salir de allí continuó con su fé, llegó a ser Arzobispo de La Habana y hoy es Arzobispo Emérito, porque se ha retirado, echamos en falta que Jaime Ortega alguna vez haya alzado su voz, por los miles de jóvenes con los que compartió desgracia y nos producía rechazo verlo estrechar la mano de Fidel Castro más de una vez.
Pero la hija de Raúl Castro, Mariela Castro Espín ha desmentido que las U.M.A.P. fueran lo que han contado los que las sufrieron, claro, ella tiene la versión de su padre, por aquel entonces máximo responsable de estos horrores, ya que era el Ministro de las Fuerzas Armadas y Mariela tenía tres años, cuando estas cosas acontecían en Cuba.
Gracias Pablo Milanés porque sabemos que a ti te cree el mundo, una pena que al final te hayas tenido que ir de Cuba, nunca lo deseaste y siempre has dicho que eres un revolucionario y ellos no.