Cazando tranvías en Lisboa

En Lisboa, los tranvías además de ser un medio práctico de transporte urbano, también han llegado a convertirse en uno de los más conocidos atractivos de la ciudad, ya que la mayoría de las líneas del centro histórico, siguen conservando unos vehículos de diseño tradicional y nostálgico que atrae la mirada y las cámaras de los visitantes. La visión de estos coloridos tranvías circulando por las estrechas calles o ascendiendo y descendiendo por las empinadas vías que enlazan los diferentes barrios de la ciudad, mientras alertan de su paso a los sorprendidos y despistados peatones con el repicar de su campana, nos trasladan con cierta nostalgia a épocas pasadas.
La red de tranvías de Lisboa, está dividida en cinco rutas y con una flota de 58 vehículos o “carros eléctricos” como los conocen los lisboetas. Las líneas de “eléctricos” más conocidas y usadas por los turistas son la 28 y la 15, ambas recorren el centro de la ciudad con frecuentes paradas en los más importantes tramos del recorrido. La línea 28 efectúa un largo recorrido a través de los barrios más importantes del centro histórico, Graca, Alfama, Baixa, Chiado, Barrio Alto y la línea 15 con vehículos más modernos y menos pintorescos, hace el recorrido hasta el importante Barrio de Belém, donde se ubican gran parte de los monumentos más importantes de la ciudad, como el Monasterio de los Jerónimos, la Torre de Belém y el monumento a los Conquistadores.
Los tranvías de Lisboa, ha llegado a convertirse en uno de los símbolos más representativos de la ciudad, su peculiar imagen, aparece en libros, postales, productos de souvenirs, anuncios, en los cuadros de los artistas callejeros, y si te descuidas detrás de ti, conviene estar siempre atento.

Parada de tranvías frente al Arco del Triunfo de la plaza del Comercio, en el centro urbano de la ciudad
Debo confesar que la imagen de estos pequeños y románticos tranvías circulando por las calles de Lisboa, repletos de turistas, me sigue atrapando y fascinando, en cada una de mis visitas a la ciudad lusitana. Tanto me atrae, que no hay día en que caminando por las calles de Lisboa, no acabe persiguiendo a alguno de estos tranvías, por las estrechas callejuelas o esperando pacientemente, cámara en mano a que pase, por algunos interesantes escenarios escogidos y encuadrados de manera previa.
La verdad es que con mi actuación, debía ofrecer una extraña imagen a quienes casualmente se tropezaran conmigo. Porque aunque cada vez son más los turistas, que utilizan la fotografía como medio testimonial de los lugares que visitan para luego exhibirlas en los foros y redes sociales. La mayoría de ellos actúan sin tener en cuenta los factores de luz, composición o tiempos, aunque en ocasiones, cuando estoy componiendo mis fotos, los noto merodear por los alrededores con disimulo y “clack” disparan sobre el encuadre hacia el que estoy apuntando con mi cámara. Pero a ninguno de ellos parecía interesarles ni las persecuciones ni las incómodas y largas esperas necesarias para “cazar” fotos de tranvías en las calles de Lisboa.
Y es que esto de ir de un lado para otro con la cámara a cuesta, se hace más difícil cada día… pero me gusta (but I liked) como dice la canción de los Stone. Así que cada vez que visite la ciudad de Lisboa, seguiré recorriendo sus singulares y asombrosos barrios, siempre atento a la caza de nuevas imágenes de estos tranvías ya convertidos en símbolo universal de la ciudad.