Jonathan García, una condena entre tiburones

La vida de Jonathan García no ha sido nada fácil.
Hoy ha unido prácticamente todas y cada una de las islas del archipiélago canario y se ha convertido en un hombre al que la natación admira. Sin embargo, el porqué tiene su origen en una condena que tuvo que afrontar a la que sucedió una promesa que le hizo a su madre… Y así nos la ha contado en esta especial de vidas ejemplares en el Deporte para Canarias3puntocero.

Jonathan García, condenado a 3 años de cárcel por una pelea, teniendo miedo al mar, se ha propuesto unir las 7 Islas Canarias a nado, como promesa a su madre. (FOTO: Joaquín Ponce de León)
La Justicia le impuso una sentencia de tres años y medio tras una pelea con su propio hermano. El tinerfeño cumplió 25 meses de prisión en el Centro Penitenciario de Santa Cruz de Tenerife II, una experiencia que él asegura que fue “muy triste”.
Ante esta situación, su obsesión pasó a ser recuperar el honor de su familia. Y, por ello, se echó a la mar. Decidió prometerle a su madre que uniría las siete islas porque consideraba que siempre había habido una conexión especial entre el mar y ella. Jonathan, cinco años después del suceso y con la denuncia ya retirada, recibió la orden de ingreso en prisión.
Sin decírselo a nadie de su familia, decidió realizar la primera de las tres travesías que hizo durante los 90 días previos a su entrada en prisión, la que uniría Tenerife con La Gomera.
Al llegar a la isla colombina y culminar el primero de sus retos, decidió contárselo a su madre. Esta no se lo creía porque había pasado mucho tiempo, pero entre lágrimas le comunicó que era el momento de despedirse, lo que asegura que fue uno de los días más bonitos de su vida. Además, durante esos tres meses, hilvanó el estrecho de Gibraltar y, finalmente, Lanzarote y Fuerteventura.
La buena conducta que mantuvo durante la condena le otorgó un permiso penitenciario para poder salir cada cierto tiempo y entrenar. Sin embargo, desde su propia celda, Jonathan asegura que visualizaba hasta tal punto los retos que le quedaban por hacer que era incluso capaz de oler y saborear la sal marina.

Jonathan García. (FOTO: Joaquín Ponce de León)
Aprovechando sus salidas, volvió a lanzarse al agua y seguir quebrantando leyes transoceánicas. Nadó dos veces entre Santa Cruz y Candelaria –una de ellas encadenado-, unió Santa Cruz de Tenerife con el Sur y, además, Tenerife y Gran Canaria.
A pesar de ello y aunque parezca difícil de creer, aún le faltan dos grandes retos. Nadar desde El Hierro hasta La Gomera y desde La Gomera hasta La Palma. Después, “se acabó”. Porque tendrá su conciencia en paz y porque habrá cumplido con su palabra.
A este joven deportista la realidad es que no le gusta nadar, pero considera tan importante la promesa que le hizo a su familia, que no se detendrá.
Y es que Jonathan se considera un chico tranquilo sin problemas graves. Por eso, a sus 30 años, espera culminar su viaje hacia la libertad nadando entre tiburones y ballenas. Muerto de miedo como la primera vez pero con la confianza de que lo conseguiría y de que recuperaría un honor que creyó perdido.
Actualmente trabaja para MCR CONSTRUCCIONES Y VIVIENDAS, “una pequeña empresa la cual me ha tratado como de la familia y la que me a ayudado mucho a nivel personal y profesionalmente ya que mi jefe además de ser un jefe excelente le tengo una gran estima y es uno de mis principales patrocinadores”.
Y sus planes no acaban aquí. “Empiezo Enfermería en septiembre… esa es mi principal meta; poder formarme para lo que espero dedicar en mis próximos años, algo relacionado con lo sanitario; mi objetivo a nivel profesional será trabajar en enfermería”.
Antes de despedirnos me confiesa: “no descarto estudiar Medicina cuando acabe esto”.