Avancemos juntos en la diversificación económica

Santa Cruz conserva en sus calles el aroma a la tradición y la vitalidad de una ciudad moderna que apuesta por un futuro basado en el trabajo conjunto y la generación de oportunidades, utilizando su condición atlántica como dinamizador decidido; el sabor de una ciudad de más de 500 años de historia, el legado de decenas de generaciones de chicharreros y chicharreras procedentes de muy diversos puntos que han enriquecido social y culturalmente este pequeño rincón del Atlántico Medio.
Y casi desde su fundación, Santa Cruz y Canarias, cuentan con herramientas propias, específicas, que han moldeado con el paso de los siglos un acervo económico y fiscal singular que a día de hoy nos siguen otorgando ventajas competitivas únicas en Europa. Esa historia, que arranca en el siglo XV cuando los Reyes Católicos otorgaron a las Islas un régimen de franquicia, continuó con el decreto de Puertos Francos de Bravo Murillo en 1852 y se ha consolidado más tarde con el Régimen Económico y Fiscal al que se han ido sumando herramientas como la Zona Franca, la Zona ZEC y nuevas infraestructuras que nos ayudan a estar más y mejor conectados física y digitalmente.
La ciudad floreció con el devenir de los años en la misma medida que lo hizo su puerto, nudo de intercambio de mercancías, personas, ideas e influencias. Ese puerto que nos permitió ser capital y que todavía hoy sigue aportando muchísimo, como esta misma semana con el MSC Karlskrona (81.488 toneladas) nos hacía batir el récord de contenedores en tránsito en la instalación con un número de 4.000.
Nuestras peculiaridades, nacidas de las necesidades de un territorio insular, alejado y fragmentado territorialmente, han definido una forma de ser, una forma de estar ante el mundo muy singular, con voluntad de ciudad abierta, acogedora, ciudad de servicios y carácter afable.
De todas las manifestaciones de la actividad económica, Santa Cruz se hizo fuerte en el comercio, en lógica con la pujanza de su puerto y también de su posterior condición capitalina y centro administrativo y de servicios. En los últimos años cada vez más se ha ido apostando por convertirnos en la capital turística de una isla turística y, sin duda, la bonanza económica a nivel global nos ha permitido avanzar de manera decidida en esta realidad como en el año 2017, con más de 2,2 millones de visitantes y cifras récord en empleo e ingresos en el sector en la ciudad.
Pero a día de hoy, estamos en disposición de afrontar un nuevo y definitivo cambio de modelo económico, sin que esto signifique arrinconar nuestras fortalezas tradicionales. Debemos explorar, y así lo estamos haciendo, nuevas oportunidades para convertirnos en un polo de desarrollo de industrias y actividades asociadas a la innovación, al desarrollo o las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Tenemos las herramientas precisas para ello, tanto desde el punto de vista de las infraestructuras y espacios físicos, como el fiscal o tributario. En ese sentido, la zona portuaria de la capital está llamada a convertirse en un polo dinamizador de nuestra economía, gracias a la Zona Franca y a la Zona Especial Canaria (ZEC). Además, el Ayuntamiento, junto a otras administraciones como el Cabildo Insular, está desarrollando un conjunto de acciones para impulsar el despliegue de esta industria del conocimiento. Especialmente apoyada en el eje de trabajo ‘Tenerife 2030’ que de manera decidida el presidente Carlos Alonso impulsa desde la corporación insular.
El Parque Tecnológico de Cuevas Blancas, que contribuirá decisivamente a ese objetivo y permitirá, además, crear 3.000 puestos de trabajo, es una de ellas. También abriremos un centro para el desarrollo de los deportes electrónicos en un edificio de titularidad municipal, en el margen del barranco de Santos, y estamos apoyando iniciativas privadas que entroncan con ese mismo espíritu. La recién inaugurada Factoría de Innovación es un buen ejemplo. Por último, Tecnológica Santa Cruz en su cita anual apunta a un triple objetivo alineado con estas políticas: sensibilizar a emprendedoras y emprendedores en la transformación digital -en sentido amplio- de sus proyectos; animar a la creación de empresas de base tecnológica con el mayor acierto en la supervivencia posible y ser punto de encuentro de oferta y demanda, de lo público y lo privado, de las sinergias colaborativas y es en su networking, que da cierre al evento, donde confluyen esa nueva generación de oportunidades.
Creemos justamente que la colaboración público-privada resulta fundamental para avanzar en la diversificación económica de una ciudad que aspira a compaginar de manera armónica todas sus fortalezas. Comercio, turismo, industria e innovación habrán de darse la mano para componer una oferta que no solo sea atractiva para los inversores, sino que permita una creación de empleo estable y de calidad.
Ese es el reto, ilusionante, que tenemos por delante y en el que no cejaremos. Porque nos mueve una sola pero poderosa razón: la mejora de la calidad de vida de todos los vecinos y la construcción de una ciudad cada día más próspera y dinámica.