Ureta (Renta4): “Se necesita un plan Marshall para todo el planeta”

Se siente un privilegiado por haber creado y desarrollado un banco para lo que considera clave en economía y sociedad: invertir, “la mejor manera de progresar”. Juan Carlos Ureta, presidente de Renta4 Banco, dice no ser especialista en casi nada, salvo en lo suyo, pero en esta entrevista concedida a Canarias3puntocero se lanza y no dribla los titulares. A su juicio, se necesita una especie de “Plan Marshall mundial” para que la recuperación y el momento de “mayor creación de riqueza de la historia”, que es lo que pasa ahora, llegue a las clases medias. Eso sí, no ve preparadas para eso a las estructuras políticas y, en cambio, sí resalta que las grandes multinacionales, aunque lógicamente por intereses propios, sí lo hacen a su manera en los países emergentes. Para Ureta, en las inversiones “siempre se aprende de lo que has hecho mal. Todos vamos a cometer algún error al invertir. Lo importante es que el rumbo básico esté bien orientado, que los aciertos sean más que las equivocaciones y, cuando hay un error, aprender de él y rectificar a tiempo. En Renta 4 tenemos una regla: a nadie se le puede criticar por un error, pero sí por no aprender de ese error y no reconocerlo. Personas que no son autocríticas, no tienen futuro aquí”.
¿Cómo concibe la situación económica en general, en el país y el mundo?
Estamos en un momento de crecimiento, tanto en España, como en Europa y a escala global. Un crecimiento que el FMI calcula cercano al 4% en el mundo y eso es muy positivo, lo que se une a la transformación de la economía en lo que se puede llamar el cambio digital global, pues el mundo ya funciona de forma global. Estos días, por ejemplo, tenemos un ejemplo muy gráfico con el mundial de fútbol: cinco continentes en los que hay estándares de comportamiento muy similares…
Y pendientes de las pantallas y el ya famoso VAR…
Es el fenómeno de las clases medias emergentes que comparten unos estilos de vida, de compra y consumo. Esa es la parte más positiva, y la más negativa o inquietante es, que también lo ha comentado el FMI, que estamos en un mundo lleno de deudas. Pasa en algunas economías, como la norteamericana, la china y algunas europeas, como la de España.
¿Del estado, de las familias, las empresas…?
De todas. En EEUU, ha crecido más la deuda estatal que la privada, en China es al revés y, en España, la privada se había reducido pero ya empieza a subir, aunque lo que ocurre es que hay un 275% de PIB de deuda privada y pública, de la que el 100% es pública y el 170, privada. En el mundo, la deuda ha crecido de 115 trillones de dólares a 165 y eso es lo más inquietante del escenario económico.
¿Puede derivar en otra crisis?
Si lo conectamos con el otro gran proceso que estamos viviendo, que es el inicio de la subida de los tipos de interés, qué duda cabe que, si una economía está muy endeudada y suben los tipos, lo raro es que no hubiera alguna turbulencia.
Y, encima, coincide con la subida del petróleo, la incertidumbre por el comercio mundial…
Sí, claro, luego está lo del petróleo y la incertidumbre política, no solo la guerra comercial, que es una parte, pero también está lo que pasa en Europa con fenómenos como el de Italia. Hay cierta tendencia a dos cosas que no son buenas, y menos si se unen: el populismo y el proteccionismo.
En Italia, populismo de derechas y de izquierdas mezclado…
Como decía un famoso dramaturgo, los extremos se tocan…
Sí, pero, en política, se había dicho desde siempre, pero nunca se había visto en la UE en un país como Italia y de forma tan descarnada…
Bueno, históricamente podría encontrar ejemplos en los años 30 del siglo XX, pero es cierto que más reciente, no…
Ya, cuando surge el fascismo…
Antes se hablaba mucho de los riesgos geopolíticos: lo que pasaba en Oriente Medio, por ejemplo, y ahora creo que hay que hablar también de los riesgos políticos…
¿Trump lo es?
Sí, porque, independientemente de la consideración que a cada uno nos merezcan sus aciertos o desaciertos, de lo que no cabe ninguna duda y coincidimos todos al 100% es que es un presidente peculiar, diferente; por lo menos, respecto a lo que el mundo estaba acostumbrado.
¿Cómo lo definiría económicamente: como un ultraliberal cuando, al mismo tiempo, es muy proteccionista?
No creo que se le pueda definir como ultralberal porque sí, porque practica un proteccionismo que es todo lo contrario al libre comercio.
De todos modos, ese proteccionismo es habitual en EEUU, aunque es verdad que con los republicanos, más…
No es tan habitual. Sin ser una economía tan abierta como algunas europeas, la de EEUU no ha sido tan cerrada, es muy abierta. Ha habido algo de proteccionismo, fundamentalmente vía el dólar, manteniéndolo bajo, pero es una economía muy abierta…
Con el acero, por ejemplo, siempre ha sido muy proteccionista…
Bueno, no lo sé con materias concretas, pero sí sé que, hoy, EEUU tiene un déficit comercial de 800.000 millones de dólares al año, lo que quiere decir que compran bastante más de lo que venden y, por tanto, que son una economía bastante abierta: esos son los números.
En esta situación y panorama global, ¿cómo asiste al cambio de gobierno en España? ¿Puede ser otro elemento de incertidumbre, sobre todo por esa minoría tan corta de 84 diputados?
Bueno, dentro del ámbito global, creo que es un elemento de incertidumbre, pero menor. Creo que tenemos un gobierno que no va a hacer reformas estructurales; tampoco las había hecho el anterior en la última legislatura. Básicamente, va a estar muy en clave del próximo evento electoral y será respetuoso con el marco europeo y esto, visto lo visto en Italia, no es poco. Evidentemente, va a cambiar su estilo respecto al anterior. Puede generar alguna incertidumbre, y la genera, la previsible subida de impuestos. Una de las cosas que ha dicho y que conducen, inevitablemente, a una subida del gasto público inquietan bastante en términos de disciplina fiscal…
¿Y cómo compensar eso: se debería atacar más el fraude fiscal?
Creo que, para empezar, hay que gestionar mejor el gasto público. España, al igual que otros países, porque en esto no somos diferentes, no tiene el mejor nivel de eficiencia y productividad en su gasto público. Estamos volviendo a ver cosas que veíamos hace tiempo, como aquellos aeropuertos que se hacían y luego nadie utilizaba o infraestructuras…
Ponga ejemplos actuales…
Algunos gastos que no parecen muy eficientes de comunidades en su política exterior de dudosa viabilidad, o gastos en medios de comunicación públicos, tanto estatales como no estatales, de dudosa rentabilidad económica y social. Estamos viendo un cierto descontrol en áreas como la sanidad o en toda la formulación del gasto educativo, en las pensiones… El déficit no para de crecer… Sé que, políticamente, son asuntos sensibles y muy difíciles, pero son reales…
Si le pidieran asesoramiento, ¿cómo afrontaría lo de las pensiones a medio y largo plazo, por ejemplo?
No creo que sea un tema para que yo, o nadie, dé una fórmula mágica…
Porque, seguramente, no las hay…
Existen muchos estudios de la OCDE y de todos los institutos públicos y privados de España que apuntan a una variedad de soluciones muy diversas. No es algo baladí, es muy complicado pues toca a personas, y no quiero minimizarlo, pero sí quiero decir que se habían tomado una serie de decisiones en el Pacto de Toledo que, de alguna manera, iban controlando esta situación, y el nuevo Gobierno parece que va a tener cierta relajación ahí. De todos modos, insisto en que es algo muy complicado ni fácil de resolver, pero ahí hay un problema.
¿Cree que el Gobierno no tocará mucho la reforma laboral? ¿Debe cambiarla mucho, dejarla tal cual o derogarla, como plantean algunos partidos?
Creo que es mejorable…
¿Sobre todo con la negociación colectiva, que ha debilitado al trabajador?
No creo que se haya debilitado al trabajador; a lo mejor, a los sindicatos, pero no hay que confundir a los dos, aunque estén conectados. De hecho, creo que una de las grandes bondades de la reforma laboral fue la negociación colectiva. No sé ahora en qué sentido se va a cambiar, pero con eso creo que hubo un avance, sobre todo en términos de empleo, que ha sido muy bueno darle preponderancia al convenio de empresa y todo lo que ha facilitado la flexibilidad laboral en un momento de crisis y en un modelo que no es ultraliberal porque es el que tienen los países nórdicos, que está muy lejos de ser ultraliberales. Sí que requiere mejoras y ya veremos cuáles propone el Gobierno…
¿Cuáles aplicaría usted?
No soy experto en lo laboral, como no lo soy en muchas otras cosas; doctores tiene la iglesia, hay muchísimo trabajo académico y profesional, pero sí creo que la reforma que se hizo en su día ha tenido la consecuencia de varios millones de puestos de trabajo.
¿Y no habría que achacarle también la aparición o, mejor, el reforzar de la figura del trabajador pobre que no llega ni a mitad de mes? ¿Qué hacer con una recuperación, aunque se crezca al 4%, que no llega a gran parte de la masa social?
Sí, creo que este es otro tema muy importante, pero que tiene que ver algo, muy poco, con la reforma laboral y mucho más con la transformación que vive el mundo hoy y con políticas monetarias de los bancos centrales. Es evidente que nuestra generación está viviendo la mayor creación de riqueza que se ha producido nunca en la historia, por su profundidad, si escala y dimensión desconocida, y, simultáneamente, se está produciendo la sensación, además real y cierta, de la clase media de que a ellos no le llega.
Una clase media, en realidad, bastante difuminada ya…
Sí, bastante amplia y tiene la percepción real de que ellos no están disfrutando de esta creación de riqueza: que no llegan a fin de mes, que pagan la hipoteca con dificultades, que sus hijos, si se colocan y no le es fácil colocarse, son mileuristas…
O tienen que emigrar…
Exacto… Eso ocurre en España, pero también en Europa, y mira lo que pasa en Italia, en EEUU, al señor de Montana que ha votado a Trump…
¿Es una perversión de la globalización?
Tiene que ver, en parte, con la globalización, que ha creado un efecto a la baja en los salarios en la medida en que el trabajador chino, aunque sea tópico, cobra menos, pero eso hace que, lógicamente, el trabajador alemán tiene que pensar también, automáticamente, en cobrar algo menos. Hay, pues, un efecto deflacionista importante, que tiene que ver con la revolución tecnológica, la robotización y la sustitución de las personas por máquinas… Tiene que ver con lo que podría llamarse el nuevo estándar digital global: en el mundo, estamos asistiendo a pautas de comportamiento muy globales, muy comunes, que tienen muchísimo que ver con las políticas monetarias aplicadas para salir de la crisis. Cuando los bancos centrales y los gobiernos se han dedicado a ver cómo podían salir de la crisis, han dicho que tienen el arma de fabricar el dinero y han creado dinero barato, 15 trillones de dólares, y es una cifra real, en los últimos 8 años a precio cero…
Fue, en gran parte, la política de Obama…
De Obama, del banco central de Japón, del de China, del de EEUU, del BCE…
¿Todos hicieron lo mismo, porque siempre se ha contrastado la política expansiva de Obama con el “austericidio” famoso en la UE?
Como políticas de gobiernos, no lo sé; como política monetaria, todos hicieron lo mismo: dinero al mercado gratis, “easy money”. Todos lo mismo y, además, en cantidades similares: el BCE va camino de los 3 trillones, el de Japón, 4 o 5, el de Inglaterra, en torno a 1…
¿Y eso no es hablar casi de éter, de economía improductiva, de solo números…?
Esto conecta mucho con la desigualdad. En la medida en que el dinero barato se ha lanzado al mercado, y sobre todo al financiero, e ir a los gobiernos, que se han endeudado mucho: Obama, pero también Trump ahora, pues sigue creciendo la deuda de EEUU; todos los gobiernos europeos, con la única excepción del alemán; el gobierno japonés se ha endeudado más, el inglés, también, el chino… Pero ese dinero no llega, en gran medida, a la economía real, al trabajador de Montana, del Piamonte, al de Cáceres… Y esto genera una cosa más difícil de entender, pero clara: si generas tanto dinero a un tipo de interés o precio cero, inevitablemente estás creando una economía “low cost”, de bajos salarios, bajos margen, bajos precios, bajo crecimiento… Y todo ese “low” le toca a la clase media, y eso genera una tremenda desigualdad o sensación de desigualdad. Lo que percibe la clase media es que cobra mil euros y a un señor en Silly Company le acaban de pagar 20.000 millones de dólares por crear una cosa que se llama whatsapp. A lo mejor es correcto, pero ese señor se siente un poco defraudado, y eso ya no tiene que ver ni con Obama, ni con el Partido Socialista o Popular, Podemos o lo que sea. Es una realidad derivada de dinámicas muy de fondo de la economía: revolución tecnológica, políticas monetarias, globalización…
Pero, claro, la sensación, al final, es que la palabra democracia se queda diluida, ya que ¿hasta qué punto puede el ciudadano cambiar o influir en eso?
Pero, de todos modos, siempre ha habido un gobierno de las cosas y el ciudadano puede influir votando, y creo que lo hace. De hecho, han nacido partidos que critican eso, aunque no sé si dan buenas soluciones al problema, si bien al menos lo critican.
En Grecia, por ejemplo, se criticó y se votó en contra de la Troika, pero, al final, han tenido que adaptarse mucho y cambiar…
Ahí, un partido de izquierdas ha hecho reformas que podríamos definir de derechas, pero es que es así: la realidad de las cosas es ésa.

Francisco Torres del Castillo y Luis Vera (Renta4 Canarias) entregan una importante donación a Loro Parque Fundación (en la imagen, con su fundador y propietario Wolfgan Kiesslin)
De todos modos, ¿cómo afrontar, por ejemplo, el fenómeno de la inmigración si no se invierte en los países de orígenes, como en África?
Sin duda, creo que es la mejor manera. Hay un profesor americano que dice que, al hablar de inmigración, se hace sobre 10 millones de personas que vienen a Europa en los últimos dos años, pero en el mundo hay 2.000 millones que viven con menos de 2 dólares al día y son potenciales emigrantes. Por tanto, es un problema muy gordo.
Y están los millones que ya emigran por el cambio climático…
Ese problema no tendrá otra solución que no sea lo que ya mucha gente dice: un plan Marshall a escala mundial; lo que hizo EE.UU. con Europa al acabar la II Guerra Mundial que, por cierto, fue un gran negocio para EEUU. Prestó dinero a Europa para que creciera y le sirvió como gran negocio. Es lo que debe hacerse hoy con el mundo emergente y, sobre todo, con África. ¿Por qué es difícil? Porque las estructuras políticas no están preparadas para eso. Si voy a hacer un plan Marshall con el país x de África y está lleno de corruptos y lo que presto se va a una cuenta en Suiza o Singapur, no puedo prestar.
Pero es que, claro, y aunque se ha avanzado en algo, a las grandes potencias nunca les ha interesado acabar con los paraísos fiscales y cómo hacer ese plan global si no se ataca eso…
Las empresas lo deberían hacer…
¿Lo deja en manos de las empresas?
Lo otro atacaría los recursos públicos. Creo que, hoy en día, en el mundo no hay falta de recursos, tampoco públicos, los gobiernos emiten deuda a precios muy baratos y se financian muy bien, el problema real no son los recursos, sino su distribución
El problema es la voluntad política…
Creo que es de estructuras políticas. Un ejemplo es que los que sí están haciendo ese plan Marshall, vaya por delante que de forma interesada, son las grandes multinacionales: Danone está invirtiendo en China, o Nestlé, o Telefónica en Latinoamérica, creando infraestructuras digitales, porque les interesa. El sector privado está invirtiendo para ganar dinero, pero lo está haciendo. Y si hoy vas a Colombia ves que hay un plan de carreteras bestial, que lo hacen compañías españolas, inglesas y norteamericanas, financiándolo la banca internacional, como la española o nosotros mismos. Y eso funciona, por razones egoístas, pero funciona. Es como un plan Marshall empresarial, aunque sean inversiones, pero a nivel público es mucho más complicado porque no hay estructuras políticas e institucionales pensadas para eso. Era más fácil en 1945 entre Europa y EEUU porque un gobierno le prestaba a otro y había fiabilidad, pero eso es muy complicado con el mundo emergente.
No queda la sensación de, en el fondo, un sálvese quien pueda…
Pero no lo vamos a arreglar en esta mesa: el mundo siempre ha funcionado así.
Ureta: “Para invertir, lo mejor es dejarse asesorar bien”
Ureta subraya que su banco, centrado básicamente en las inversiones, trata de conectar bien la inversión financiera con la economía real y, por tanto, con la utilidad de los activos para sus clientes. “No nos gustan los artificios monetarios y financieros, sino la realidad del rendimiento basado en la utilidad”. Según remarca, “para invertir hay que dejarse asesorar: es como acudir al médico de cabecera cuando tienes un problema de salud, alguien que te inspire confianza, que te haya tratado toda la vida, o un abogado. Lo normal es aspirar a recibir un retorno de una inversión y lo mínimo es un poco de prudencia y dejarse aconsejar por los que saben, por profesionales, gente que te inspira confianza y que tú veas que te pueden ayudar”. En su banco, el foco lo ponen, sobre todo, en las clases medias emergentes con margen para el consumo. “Por ejemplo, esos 600 millones de personas en Asia que están accediendo a una economía con capacidad”. Ante la habitual pregunta de dónde invertir, demuestra que se sabe la lección muy bien: “Eso no se puede resumir; hacemos recomendaciones para personas con cara y ojos, no genéricas en el mundo. En Canarias, por ejemplo, se tiene claro en qué invertir, pero, hoy en día, hay que tener una visión global, no centrarse solo en que, si eres canario, inviertes aquí, o en España si eres español. Trabajamos carteras globales, bonos, lo relacionado con la longevidad, la transformación digital… Metemos todo en una cesta, comparamos precios y podemos comprar o vender Coca Cola a Cepsa en México, como en días pasados. Es un universo muy amplio de activos”. También invierten en energías limpias, aunque insiste en que no todos pueden invertir en cualquier ámbito. Sobre Canarias y su cercanía a África, resalta que ese continente tiene un gran potencial, con 1.200 millones de habitantes, si bien deja claro que, hoy, el punto fuerte para invertir está en Asia. “En África invertimos, hay algún fondo que invierte en temas africanos, pero tiene una serie de problemas políticos e institucionales, que resolverán, pero habrá que esperar para invertir con seguridad. En América, en Chile, Perú o Colombia sí ofrecen máximas garantías, Venezuela menos.
Alquileres, las reglas de juego y los bajos salarios
Cuestionado por si teme otra burbuja por el creciente precio de los alquileres, entre otras cosas por el vacacional, pide que se diferencia a las plataformas de alquiler no reguladas del precio de los alquileres. “Lo más importante es que haya las mismas reglas para todos, y lo mismo con el taxi, el correo, la parte financiera… Me parece muy bien que haya competencia, pero que todos los que entran cumplan las mismas normas. Por otro lado, como estamos en una economía low cost, de bajos salarios y demás, al final suben los alquileres y el trabajador no puede pagarlo. Es evidente que ese modelo de bajos sueldos tiene que empezar a moderarse. Al final, tiene que haber una coherencia, lo que no va a funcionar es que haya alquileres que la gente no puede pagar; por tanto, o se suben los salarios o se bajan los alquileres y no hay ninguna duda de que llegará ese punto de inflexión”. ¿Y el turismo low cost, las ciudades con más turistas que residentes, como Venecia? “Pero es diferente, porque en Venecia han decidido que el centro sea para turistas, es una cuestión de diseño de la ciudad”.