El oro de Chad solo enriquece a las compañías extranjeras

El Gobierno de Chad ha decidido imponer su control sobre el extremo norte del país, que desde hace años se encuentra afectado por una especie de fiebre del oro. Las fuerzas armadas han recibido la orden de expulsar a todos los buscadores de oro artesanales de las áreas de Miski y Kouri Bougri en la región de Tibesti, cerca de la frontera con Libia. Los militares deben destruir toda la maquinaria, contenedores para el agua y cualesquiera otros equipos que encuentren y quemar las tiendas en las que habitan los mineros. Se están desarrollando operaciones terrestres y aéreas con este fin. Igualmente, las tropas tienen el mandato de detener a cualquier persona que deambule por el área.
El descubrimiento de oro en esta región se produjo hace años. Pero fue en 2013 cuando la noticia llegó a todos los rincones del país lo que produjo que una gran avalancha de personas llegara hasta Tibesti en busca del preciado elemento.
No solo llegaron hasta allí buscadores de fortuna, sino que alguna empresa extranjera también empezó a interesarse por el mineral allí encontrado y decidió hacer prospecciones para ver el potencial de la zona.
El oro también ha servido para financiar a grupos rebeldes procedentes, principalmente, de Libia, según denuncian algunos medios. Hace pocas semanas uno de ellos llevó a cabo un ataque en Kouri Bougri el que murieron tres militares chadianos. Se trata del Conseil de Commandement Militaire pour le Salut de la République (CCMSR), dirigido por Mahamat Hassan Boulmaye que acampa en el sur de Libia. Algunos rumores apuntan a que en octubre de 2017, Boulmaye, uno de los principales opositores y críticos del presidente Idriss Déby (en el poder desde 1990), fue arrestado en aquella región.
Pero todo apunta a que la verdadera razón de la decisión ahora tomada por Déby de expulsar y perseguir a los mineros artesanales que operan en la zona, no tendría nada que ver con razones de seguridad, sino más bien con el decreto que él mismo firmó el pasado mes de abril por el que se concede la explotación del oro en la zona de Miski a la Société SOGEM S. A. A la empresa le molestan los mineros artesanales y por eso, el ejército limpia la región de ellos.
Desde hace tiempo, la economía de Chad está ligada a la extracción del petróleo. Pero en los últimos años, el Gobierno de Déby ha promovido la explotación de otros recursos minerales, especialmente del oro que ha sido descubierto en diversas zonas del país y del uranio. Como suele ser habitual, son compañías extranjeras las que extraen estos recursos. Estas repatrían los beneficios obtenidos con esta actividad, por lo que realmente dejan muy pocos beneficios en el país donde realizan sus actividades.
Es por eso por lo que, a pesar de esta abundancia de recursos naturales que se dan en Chad, este país ocupa uno de los últimos puestos en la lista del Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborada por Naciones Unidas. Es así que el 60% de sus casi 10 millones de habitantes viven en la extrema pobreza.
Desde hace años, grupos de la sociedad civil chadiana piden una mejor distribución de la riqueza del país y mayor transparencia en la gestión de los recursos naturales y en los contratos de explotación firmados con compañías extranjeras. Sin embargo, nada parece moverse en ese sentido y este último contrato para la explotación del oro de Miski y las primeras consecuencias que tiene sobre la población local reafirman esta impresión.