Trump también mete la pata en Sudáfrica

Fox News, la cadena de televisión de cabecera de Donald Trump — el único medio de comunicación importante que ejerce de palmero de sus excentricidades y exabruptos en los Estados Unidos – emitió en prime time hace unos días un reportaje sensacionalista sobre la reforma agraria que se está llevando a cabo en Sudáfrica. El poco escrupuloso con la verdad, Tueker Carlson, proporcionó una visión poco menos que apocalíptica de lo que está ocurriendo: están expropiando a lo bestia los latifundios de los colonos blancos y en el empeño se están cometiendo numerosas atrocidades incluidos centenares de asesinatos.
En los Estados Unidos quien más quien menos ya sabe la credibilidad que merece la FOX, con excepción por supuesto de los hooligans del Presidente y, por supuesto también, de Trump. La tiene como altavoz de propaganda y las mentiras y pseudo verdades que ofrece para él se convierten en dogma de fe. Como tiene por costumbre, ante el reportaje de Carlson reaccionó a su manera y en su estilo lanzando urbi et orbi uno de sus agresivos tweets entre escandalizado y amenazador. No esperó, como parecería lógico y haría cualquier Gobierno, a pedir un informe a la Embajada en Pretoria y, si procedía, luego utilizar los cauces diplomáticos para enviar su mensaje. Sólo después de difundir el tweet encargó al secretario de Estado, Mike Pompeo, que se informase sobre la veracidad.
El Gobierno sudafricano reaccionó con rapidez y firmeza. La ministra de Relaciones Internacionales, Lindwe Sisulu, calificó de falsas las acusaciones. La reforma agraria promovida por el nuevo presidente, Cyril Ramaphosa, sólo afecta a tierras sin cultivar y a grandes extensiones de terreno en manos de granjeros de la minoría blanca. En esos casos no se pagan indemnizaciones. Algunos datos aportados para justificar la iniciativa resultan bastante ilustrativos. El 72 por ciento de las tierras están manos del ocho por ciento que representa la minoría blanca mientras el ochenta por ciento de la población, que es la mayoría negra, apenas cuenta con el cuatro por ciento de las granjas y el ochenta por ciento del paro.
Las autoridades han rechazado también que sea cierto que las expropiaciones estén propiciando asesinatos como los denunciados en el reportaje y admitidos como ciertos por Donald Trump. No existen datos, aunque es bastante probable que se produzcan, pero no por criminalidad institucional si no consecuencia de la alta delincuencia que existe en otros ámbitos de la sociedad: la inseguridad y la delincuencia son un problema permanente en el país. La revisión del reportaje revela que el periodista se limitó a recoger testimonios de damnificados y líderes de organizaciones afrikáner más radicalizadas. Varios entrevistados invirtieron los términos del pasado y acusaron a Ramaphosa de racista.
El rechazo del Gobierno a lo que consideran una intromisión del presidente de los Estados Unidos ha tenido como contrapartida numerosas manifestaciones de euforia entre los blancos al conocer el contenido del tweet. Una de las acusaciones que se han expresado contra Trump es la división que intervenciones como la suya crean en una sociedad todavía muy sensible a lo ocurrido en los años del aparheid. El Gobierno considera que propiciar un reparto más equitativo de las tierras repara una injusticia histórica, además de facilitar la batalla contra el desempleo.
La polémica desatada, a la que se están sumando líderes de la extrema derecha europea, no sólo ha incidido en la convivencia interracial y en la estabilidad del Gobierno. También está teniendo efectos en una economía muy debilitada. Nada más conocerse el tweet de Trump, el rand, la moneda nacional, sufrió una fuerte caída respecto al dólar. En los Estados Unidos, mientras tanto, sin descartar que se puedan estar cometiendo arbitrariedades y reacciones violentas por ambas partes en el decomiso de tierras, la intempestiva reacción del Presidente se ha sumado a la interminable sucesión de escándalos protagonizados a diario por Trump.