Cultura

Ernesto Rodríguez Abad: Un festival es crear cada año un mundo. Un lugar para comprender la necesidad que tenemos de arte en nuestra vida

El Festival Internacional del Cuento de los Silos asoma ya en este 2018. Una cita que muchos esperan con auténtico entusiasmo y emoción, ya que se trata de un encuentro único, donde autores, artistas, narradores y visitantes se dan la mano por las calles de Los Silos, proporcionando momentos de conversación entre todos, enriqueciendo por igual a unos y otros.

Muchos de sus seguidores se trasladan a este pequeño municipio del norte de Tenerife para pasar allí el puente de diciembre, haciendo un paréntesis en sus rutinas diarias, para convertirse durante unos días en los auténticos protagonistas del mejor cuento jamás escrito.

Cuentos en las calles, desde lo alto de balcones, en el salón de las casas de los vecinos, en cuevas, lavaderos, patios embrujados, barrigas de ogros, molinos de viento y hasta naves industriales alejadas de la mano de Dios. Cualquier lugar es extraordinario si la palabra nace en quienes quieren contar historias y vuelan hasta los oídos y corazones de otros tantos que quieren soñar.

Por todo esto y porque el Festival Internacional del Cuento de Los Silos te atrapa entre palabras, música, gastronomía, citas con autores, presentaciones de libros y un largo etcétera, el puente de diciembre, visitar esta Villa de Cuento, es una cita obligatoria para los amantes del arte.

Todos los trabajadores y colaboradores se encuentran ya en plena tarea para llegar puntuales a las citas propuestas, comenzando con las visitas escolares y terminando con la Ronda de Contadores, porque durante los días que dura el Festival no hay prácticamente tregua al descanso. Desde las 8:30 de la mañana hasta las 2:00 de la madrugada, siempre podrás encontrar un lugar donde descubrir, escuchar, reír, llorar… o morir de terror…

Pero si hay una persona presente en cada una de las acciones llevadas a cabo, sin duda, es su director, Ernesto Rodríguez Abad, quien ha dado vida, no solo a este encuentro anual en Los Silos, también es responsable de numerosos programas de radio, relatos, cuentos y novelas, festivales y jornadas relacionadas con la educación, la literatura y el arte, que le han llevado recibir premios a su trayectoria y al compromiso con la cultura y la infancia.

Hoy hemos tenido la oportunidad de tener un pequeño encuentro con Ernesto, con quien hemos conversado sobre el Festival para saber, aprender y soñar…

Hablar de Ernesto R. Abad, ¿es nombrar al actor, escritor, director, narrador o profesor?

Soy un trabajador de la palabra. Todas estas profesiones tienen un factor común: la literatura. Desde muy pequeño me sedujeron la comunicación y el arte. Cada vez que actúo, escribo, narro, dirijo o imparto una clase lo único que intento hacer es seducir con la palabra.

¿Le queda algo en el tintero por hacer?

En todo lo que hago tengo metas muy altas y aún me quedan objetivos por cumplir. Quiero escribir más, experimentar hasta conocerme mejor. Queda en el tintero el gran objetivo de mi proyecto que es crear un centro de arte y estudios basado en la palabra, la lectura y comunicación. Queda mucho por hacer en acercar la lectura al mundo de la infancia. Estoy trabajando en un gran proyecto con profesionales de tres países de América. Solo nos falta el apoyo.

¿Por qué un festival dedicado al cuento?

Es un género maravilloso, que abre un mundo de investigación y experimentación inagotables. El cuento nos conecta con la base de nuestra cultura, con el pasado, la tradición y el pueblo, pero también nos pone en contacto con el futuro, con la experimentación, con la imagen, con la voz.

¿En Los Silos? Un municipio tan alejado…

Es el pueblo donde escuché los primeros versos, los primeros cuentos, donde aprendí a soñar. Es el lugar que me ha permitido volver mis sueños en espectáculos, realizar un proyecto que ha permitido atraer a más soñadores a disfrutar de la literatura unos días al año. En Los Silos se puede parar el tiempo en diciembre y ser solo palabra, solo emociones… Las características del pueblo permiten que fantasía y realidad se confundan por unos días. Creo que a pesar de las dificultades que plantea trabajar en un lugar tan apartado es el paraje donde vive la fantasía. Allí Viera y Clavijo soñó en el siglo XVIII, allí Diego Pun inventó palabras, en Los Silos Mariano Estanga creo una nueva forma arquitectónica para la isla, en Los Silos nació el primer periódico de Canarias y la primera banda de música ¿Por qué no iba a nacer un festival de cuentos para Canarias? Es la torpeza de algunos políticos la que hace que aún se crea que en plena era de la comunicación y del mundo virtual hay lugares alejados.

¿Cuento, teatro, ilustración… Parece que el Festival va más allá de la narración oral?

Es un lugar para reflexionar sobre lo literario, sobre al arte, la educación… Una fiesta para reavivar el fuego que hace surgir lo mejor de los seres humanos. Tenemos que comprometernos con la sociedad y el mundo. Tenemos una identidad propia como festival, lejos de ser remedos de otros festivales. Queremos que se vea el arte de la palabra como una manera de estar en el mundo.

Comemos, bebemos, tuiteamos, concursamos, pasamos miedo y morimos de risa… ¿Un festival para todos los públicos y gustos?

La palabra es de todos y la usamos para todo. No somos modernos cuando pensamos que hemos creado un espectáculo en el que se usa la comida o la bebida, en el que hacemos al público partícipe o en el que sacamos a la calle la escena… Ya todo está inventado. Lo que pasa es que tenemos que hacerlo auténtico. Tenemos que reinventarlo en un lugar, no hacerlo como se hizo en otro sitio. Un festival es crear cada año un mundo. Un lugar para comprender la necesidad que tenemos de arte en nuestra vida.

¿Cómo comenzó el Festival?

Comenzó con menos público pero con mucha ilusión. Hace veintitrés años casi no se contaban cuentos de forma profesional en la isla. Hemos sido pioneros, pero eso no hace que nos paremos a creer que ya está todo hecho. Hay que sentir que cada año nace este festival y que es único y que tampoco se repetirá. Yo no añoro el pasado. Siempre estoy pensando en el futuro tanto inmediato como lejano. Hay mucho por hacer, hay mucho que  crear.

¿Cuál ha sido la evolución? ¿Qué hemos ganado? ¿Qué perdido?

Hemos evolucionado hacia la profesionalización; hemos perdido, quizá, el miedo a querer llegar a más lugares, hemos ganado público. A pulso se ha ido creando un público creativo, conocedor del cuento, exigente…

¿Quién hace el Festival?

Una asociación sin ánimo de lucro es el sustento legal, pero un  acontecimiento como este se hace con tolerancia, con diálogo, con cariño. Tienes que lograr un grupo en el que los personalísimo y los egoísmos personales no existan. Solo hay un objetivo que es luchar por una cultura que llegue a todos los lugares. Somos un grupo comprometido de soñadores.

Parece que cada año nacen encuentros dedicados a la narración y al cuento. ¿El Festival fue el precursor de un arte un tanto olvidado hace unos en Canarias?

Las cifran hablan solas. Creo que la narración en Canarias tiene las bases en Agüimes y Los Silos. Esto es solo un dato histórico y objetivo. Yo no entro en pugnas por estar en ningún lugar ni por ser más, ni por tener reconocimientos, ni  premios, ni por buscar nada. Solo quiero luchar por una sociedad mejor, aunque suene a manida la frase, a través del arte de la palabra.

Como nos cuenta el cartel de esta edición, contamos con la temática del aire, ¿Disfrutaremos del fuego y la tierra en los próximos años?

Los cuatro elementos con los que Gaston Bachelard explicaba la literatura serán las temáticas. Llegaremos a los 25 años celebrando la tierra. Desde mi idea de dirección el festival y el arte no son pasatiempos. Estamos en un mundo que cada día se degrada más, que cada día destruimos sin pensar, una sociedad que se deshumaniza, un medio ambiente que se asfixia… La vida es compromiso y el festival es compromiso. Yo no entiendo esos estudios que nos separan. Estudiar y trabajar por el medio ambiente es también una tarea artística. Por ejemplo se habla ahora mucho de documentales que denuncian la cantidad de plástico que nos rodea, el año pasado arterror se dedicó temáticamente a una ola de plástico que inundaba el mundo y engullía a seres humanos y naturaleza. El arte es una forma de denunciar de luchar. El terror que quise ofrecer es el miedo a nuestra capacidad para destruir la naturaleza.

¿Qué gana el público con cada Festival? ¿Y la isla?

El público gana días de estar consigo mismo lejos de la prisa, de lo cotidiano. Si el festival se realiza cerca de tu medio no es igual. Lo ideal es venir a un lugar que es cuento. El público gana cuando pierde miedo a sentir La isla gana cuando nos visitan personajes de la cultura y nos dejan algo de ellos. Ganamos una isla culta, que aprenda a disfrutar de la lectura y a ser crítica. Cada año vienen escritores, narradores, ilustradores o pensadores que han sido reconocidos internacionalmente por su trabajo. El arte es abrir la mente a todas las formas de pensamiento y expresión.

¿En qué se basa para hacer la selección de los narradores que participan cada año?

En la idea de lo que es un festival. Muestra de distintas formas de hacer o trabajar una forma artística. Hoy se denomina festival a toda celebración de un evento. Para mí un festival debe ser una muestra de la libertad de enfrentarse a una disciplina artística.

¿Podría adelantarnos algunos de los artistas que disfrutaremos en diciembre?

Tendremos narradores de México, Finlandia, Irlanda, Japón, de muchos lugares de España, habrá también escritores de Miami, como Antonio Orlando Hernández o de Colombia como Yolanda Reyes, o Mar Benegas de España. Habrá, además, ilustradores y profesores de diferentes tendencias.

¿Cómo nos recomienda disfrutar del Festival, programa en mano? Hay tanto que ver que a veces nos cuesta un poco decidirnos.

Sumergirse en el programa y dejarse arrastrar por la intuición. Creo que no debemos pensar demasiado. Me encanta ver a espectadores arriesgados que encuentro a las ocho de la mañana en la Cueva de Eufrasio, luego en los Lavaderos, en las salas oficiales y en la madrugada en Arterror.

¿Cuál es su cuento favorito?

Hay un cuento que nunca he narrado pero que me sedujo desde hace muchos años. Quizá es un cuento para leer. “El viaje a la semilla” de Alejo Carpentier.

¿Podría recomendarme un libro?

Podría recomendar muchos. Te recomendaré el último libro que me conmovió mucho, no solo literariamente. Se trata de una novela costarricense, Única frente al mar de Fernando Contreras Castro.

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