Cuba: Los C.D.R.

Los C.D.R. (Comités de Defensa de la Revolución) se fundaron el 28 de Septiembre de 1960, en un acto público frente al Palacio Presidencial ( hoy Museo de la Revolución ) allí Fidel Castro en uno de sus extensos discursos, explicó la necesidad de organizar la defensa del país y para eso fundaba los C.D.R.
Uno en cada calle, tendrían sus dirigentes, un Presidente, un Organizador, un Responsable de Vigilancia y tres vocales, debían ser elegidos en asambleas vecinales.
Lo que no sabíamos entonces en que consistiría el “trabajo” de nuestros vecinos elegidos.
Muchos C.D.R. se convirtieron en la pesadilla de sus vecinos y en su peor enemigo.
Mí experiencia con la macabra organización comenzó años más tarde.
Al cumplir catorce años, sin preguntarle a tus padres y mucho menos preguntarte a ti, ya te daban “alta” como miembro del Comité de tu calle, cuando la policía, las escuelas, los centros de trabajo querían un informe se lo pedían a tu C.D.R.
Debían ser todos los vecinos ” participativos y combativos “, esto se traduce en asistir a “trabajos voluntarios y guardias sederistas voluntarias”.
Los domingos, día de descanso, dejó de serlo, limpieza de las calles, adorno de la calle si se celebraba algo, elaboración de algo comestible para las fiestas y las guardias eran toda la noche, aunque trabajaras o estudiaras tenías que permanecer la noche fuera de tú casa de guardia, debías estar despierto y vigilante, el pretexto era que podían invadirnos en cualquier momento, muchos llegamos a la conclusión que aquello era para tenernos agotados y vigilarnos unos a otros, la guardia se hacía en pareja, dos vecinos de cada calle, sin más defensa que sus ojos, todos sabíamos que no nos invadirían nunca, pero si lo hubieran hecho, nada podíamos hacer.
Pero desde sus inicios los C.D.R. demostraron con que objetivo se fundaron, si no ibas al trabajo voluntario, a la absurda guardia y a las celebraciones que poco nos importaban, el informe que daban de tí era NEGATIVO, eso repercutía en el trabajo o en los estudios, un mal Cederista no podía ir a la Universidad, ni tener un buen empleo.
La “tarea” fundamental del C.D.R. era vigilar las veinticuatro horas, quien te visitaba, que comprabas, si alguien se quedaba a dormir en tú casa, si recibías llamadas, correspondencia o alguna ayuda del exterior, no importaba de que país, lo fundamental era pasar la información a las fuerzas de seguridad del estado, tenías contacto con el exterior o habías comprado un televisor, un ventilador, unos zapatos, cualquier cosa que adquirieras era motivo para informar, ya en los mercados cubanos empezaba a desaparecer todo.

Emblema CDR
Casi siempre los responsables de vigilancia eran personas jubiladas, tenían todo el tiempo del mundo para estar pendientes de sus vecinos.
Nunca olvidaré el primer Responsable de Vigilancia de mi calle que conocí, allá por los finales de los sesenta, lo rebautizamos como CASCARITA, tenía el trabajo de revisar la basura de los vecinos a ver que restos de comida encontraba, porque ya comer se había convertido en algo difícil y por la basura podía informar si habías adquirido algo que no se había vendido con la Libreta de Abastecimientos y por tanto incurrías en un delito. A veces peregrinábamos con la basura para que CASCARITA no la encontrara.
Después implantaron el Libro de Registro, en cada C.D.R. te registraban como vecino y ” miembro ” de un núcleo familiar, le daban alta al que nacía y baja al que moría, tú fecha de nacimiento, número de carnet de identidad, así era como al cumplir los catorce años pasabas a ser cederista automáticamente y comenzabas a pagar la cuota mensual de miembro, era poco dinero, pero lo guardaban para las “fiestas”, sobre todo para celebrar el aniversario de los C.D.R. que fuerte !!! debíamos celebrar que nos vigilaban y pagar por ello, cuando contamos estas cosas muchos extranjeros ni nos creen.
Los C.D.R. organizaban los “actos de repudio”, traducido no es otra cosa que acoso y abuso con los que pretendían irse del país, o sencillamente disentían.
Con los años algunos C.D.R. se fueron apagando, pero ahí están, siguen existiendo, siguen siendo el lugar a dónde acuden la policía y la Seguridad del Estado a buscar información de cada vecino a su calle, alguno todavía es muy “combativo” y bien lo saben los disidentes cubanos.
CACARITA murió en la más absoluta miseria, aquellos vecinos a los que vigiló y molestó tanto, en sus últimos días de soledad, le llevaban algo para que comiera, lloró arrepentido, supongo que muchos que actuaron como él han sentido pesar, vergüenza y dolor, su Partido lo abandonó como a miles y sus vecinos lo socorrieron, eso si, en el ataúd le pusieron una medalla, porque ese anciano se dejó los ojos vigilandonos, por fidelidad a su Partido y a su líder, espero que se haya ganado el descanso eterno y que desaparezcan algún día los C.D.R.