Alfonso Delgado: “Cuando escribo, me mimetizo tanto con los personajes que voy pasando todos los acontecimientos con ellos”

Con motivo del lanzamiento de su primera novela, Queda la broza, editada por Canarias3puntocero, entrevistamos al multifacético artista tinerfeño Alfonso Delgado.
- ¿Por qué la tituló Queda la broza?
Esta novela está llena de vida, de historias y de emociones intemporales de las que, sin embargo, sólo queda la broza, esas hojas secas que sobreviven en los jardines, mientras se deterioran y se procesan para convertirse en abono para nuevas plantas. Es el ciclo biológico que permite perpetuar la existencia para poder disfrutarla.
- Queda la broza nos traslada a Santa Cruz de Tenerife y París de principios de siglo XX, ¿por qué eligió esos escenarios y esa época?
Siempre me ha atraído mucho este contexto histórico por los acontecimientos socioculturales que se produjeron y porque entonces Santa Cruz miraba al mar y ese es un valor que siempre he apreciado y que creo que comparto con muchas de las personas que viven en esta maravillosa ciudad. Además, el origen de la idea para esta novela parte del interés que siempre he tenido por mi bisabuelo, Antonio Delgado Yumar, el primer editor y librero de Canarias que vivió en este tiempo.
- Aunque es poliédrica y coral, en la obra pesan mucho los personajes femeninos, ¿es acaso su reivindicación de un género silenciado?
Sin duda, Josefa y Ofelia son los dos personajes centrales que luchan por superar los obstáculos que la vida les pone para poder construir su propio proyecto vital. Lo interesante es que se trata de dos personas que viven en dos contextos socioeconómicos y culturales diametralmente opuestos, pero con un denominador común, ser mujer. Es un tema que siempre me ha ocupado y que he tratado en muchas de mis acciones artísticas, especialmente en el espectáculo “Penélope no espera” estrenado en la Sala MAC en el 2014.
- En las más de 300 páginas se suceden varios géneros, desde el drama a la comedia, al vodevil, el thriller,… ¿dónde se siente más cómodo?
Cuando escribo, me mimetizo tanto con los personajes que voy pasando todos los acontecimientos con ellos, sin pensar mucho en el género. Van pasando del amor al desamor, de la esperanza al fatalismo, como ocurre en la vida misma.
- ¿Qué queda hoy de aquel Santa Cruz de primeros de siglo, tanto en el carácter actual de las gentes de la capital, como en el patrimonio histórico?
Sabemos que, lamentablemente, una buena parte del patrimonio arquitectónico se perdió en los años del progreso, como llamaron algunos a la destrucción sistemática. Sin embargo, podemos disfrutar de muchos edificios modernistas que quedan en el Barrio de los Hoteles, o de los maravillosos diseños racionalistas que tenemos la suerte de poseer. Respecto al carácter de las gentes, sólo puedo referirme a lo que decía al principio, el ciclo vital continua y las personas de hoy están adaptadas a su contexto social, político y económico. Es cierto que lo global tiene un gran peso, igual que en otros territorios europeos, pero creo que nuestra idiosincrasia sigue estando presente.
- Usted es un artista multidisciplinar (obra plástica, escultura, performance, …). ¿Qué supone en su trayectoria la edición de esta novela?
Es una forma de cerrar un ciclo. Empecé expresándome con la palabra, a través de la poesía, formando parte de los Novisimos del 76 y, aunque siempre he seguido escribiendo, es cierto que la imagen ha tenido prevalencia en mi obra. Por eso, desde 2004 quise empezar a materializar este trabajo que quería narrar con palabras. Investigué, estudié y estuve escribiendo durante varios años, hasta que la di por finalizada en 2017.
- Su obra plástica siempre ha sido reconocida por los colores intensos, texturas originales y reminiscencias de África y Brasil. Pero esta novela casi podría filmarse en blanco y negro, ¿es así?, ¿por qué?
Si, estoy de acuerdo en que algunas partes se pueden filmar en blanco y negro, pero otras necesitan el color de la emoción, grandes y pequeñas emociones.
- Si me permite la intimidad, ¿por qué o qué le llevó a escribirla?
La necesidad de ahondar en la vida de mi bisabuelo, primer librero, masón, hombre que periódicamente viajaba a París. Quería saber, imaginar y contar cómo era la vida entonces, teniendo el mar como madre de todas las relaciones personales, comerciales, culturales…
- ¿De qué personas se acuerda en el momento en que esta novela largamente trabajada sale a la luz?
Primero, pienso en mi amor, mi cómplice y compañera, Paloma, en mi hija Lua y también en mi padre, al que sé que le hubiera encantado esta historia de historias que transcurre en lugares que él amaba y al que le hubiese gustado ser librero.