Golpe al yihadismo en El Sahel

Las fuerzas armadas francesas, que desde hace año mantienen precariamente la estabilidad en Mali frente a la presión yihadista, han asestado un fuerte golpe a la principal de las milicias terroristas que siguen moviéndose por una amplia región del Sahel donde siguen contando con un apoyo importante de la población tuareg partiendo de las ventajas que proporciona el conocimiento del terreno y la dificultad que encierra controlar el territorio. En un ataque sorpresa nocturno, llevado a cabo por una unidad de elite en algunas localidades de la región de Mopti, murieron treinta y cuatro yihadistas y, entre ellos, Amadou Kufa, el líder más buscado desde hace tres años.
Amadou Kufa – apellido de guerra que adoptó en honor de Kufa, la localidad donde su padre fue imán varias décadas— no era muy conocido en Occidente, pero los responsables de la lucha contra el terrorismo yihadista ya le conocían como el Bin Laden saheliano. Era tan hábil, sanguinario y escabullidizo como el propio fundador de Al Qaeda. Tenía buena formación, gozaba de contactos exteriores, su influencia entre los suyos, particularmente en la comunidad Fulani, era enorme. Además de su liderazgo, impregnado ya de leyendas sobre actuaciones, aportaba su condición de poeta que le despertaba admiración y proporcionaba popularidad.
Kufa, una mezcla de líder político, jefe militar y sobre todo guía espiritual, era el jefe indiscutible de la milicia Ansar Eddine, de la órbita de Al Qaeda, que conseguía movilizar desde el fanatismo salafista a centenares de seguidores. Tenía gran influencia entre la juventud y había conseguido formar un pequeño ejército de fanáticos. Contaba, igual que otras organizaciones de semejante naturaleza que operan en la Zona, con un abundante arsenal de modernas armas y municiones fruto del mercado negro que se generó en la región fronteriza con Libia tras la muerte de Gadafi. Y las empleaba sin contemplación tanto en su enfrentamiento con las tropas malianas y francesas como en la represión interior que aplicaba a sus convecinos.

El Sahel forma un cinturón de hasta 5400 km de ancho que atraviesa África desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo. Vía Wikipedia Commons
Algunos cálculos difundidos por la prensa francesa estiman que el número de víctimas que su organización lleva causadas oscila entre los quinientos y mil muertos. Los relatos sobre la crueldad de las ejecuciones y las torturas previas a que eran sometidos los prisioneros resultan espeluznantes. La milicia de Kufa está considerada por los expertos en la lucha contra el terrorismo como una de las más temidas. Solo la amplitud, alejamiento y olvido de la zona donde desenvolvía su actividad no la ha hecho tan conocida como otras de las que existen en el África Subsahariana.
Amadeu Kufa se puso al frente de sus seguidores cuando se produjo el asalto de las unidades francesas y se sabe que fue de los primeros combatientes que cayeron heridos. Algunos compañeros abandonaron el combate para trasladarlo a hombros y refugiarlo en un bosque cercano donde seguramente no pudo recibir asistencia médica. No se sabe gran cosa de lo que ocurrió después. No se sabe si llegó muerto, si estuvo algunas horas herido ni realmente cuando murió. La noticia permaneció en secreto trece días. La conformación de que había muerto trascendió dos semana después.
Durante muchos meses Kuf fue el yihadista más buscado y ahora, desde hace un par de semanas, es su cadáver el que las fuerzas malienses y francesas intentan encontrar ahora sin éxito. Existe la sospecha de que fue ocultado por los suyos para convertir su tumba en un santuario. Su muerte no sólo liquida a un líder carismático y despiadado: también frena, al menos de momento, un proyecto avanzado de integración de todos los grupos yihadistas de la zona en el marco de Al Qaeda que él lideraba..