Fotografía de retrato en exteriores

Si durante nuestros viajes o en la vida diaria, deseamos hacer fotografías de retrato, deberíamos saber que captar la expresión de un rostro humano, no es tarea fácil. Esta acción, requiere de cierta sensibilidad artística y del dominio de algunas reglas básicas de esta dsiciplinaa fotografica.
La iluminación suave y difusa, es en la mayoría de las ocasiones, la más adecuada para la realización de un retrato. En exteriores, los días nublados proporcionan mejores condiciones de luz que los retratos tomados a pleno Sol. El exceso de luz provoca situaciones de luz dura, que producen oscuras sombras sobre el rostro de nuestro modelo, además de provocar que el sujeto tenga dificultades para mantener los ojos abiertos con comodidad. En los retratos donde no podamos evitar las sombras, buscaremos matizarlas usando pantallas reflectoras o en su defecto un cartón blanco, un pañuelo o incluso una pared próxima. El uso de un flash utilizado como luz de relleno, también da buenos resultados.
Como toda regla tiene sus excepciones, en las ocasiones que deseemos realizar retratos que expresen dureza, debemos realizar nuestras tomas en ambientes donde dominen las luces y sombras duras.
Los retratos a contraluz, también pueden llegar a ser muy efectistas. En estos casos se debe tomar una lectura de exposición con el fotómetro incorporado de la cámara, lo más cerca del rostro del sujeto y con esta medición tomar la foto desde la distancia que hayamos elegido anteriormente, para la composición de nuestro retrato. De esta manera, la parte más iluminada del sujeto (normalmente el pelo) quedará sobre-expuesta, propiciando a la foto un agradable halo de luz.

Retrato de un taxista en Dakar, con las duras luces del mediodía, que aportan fuerza y carácter a la imagen
Además de saber aprovechar e interpretar la luz, para realizar fotos de retrato conviene conocer algunos consejos útiles y prácticos:
1. Hay que procurar que el sujeto que queremos retratar, se sienta lo más cómodo posible ante la cámara. El fotógrafo debe establecer cierto grado de complicidad, que le permita conseguir retratos con expresiones naturales y relajadas. Durante la composición del retrato, conviene que nos centremos en enfocar los ojos de nuestro modelo, especialmente si son niños (normalmente inquietos).
2. Para realizar un buen retrato, hay que estar atento a las expresiones y gestos faciales del sujeto. A la vez que nos movemos para buscar diferentes ángulos de visión de nuestra toma. En algunas ocasiones, los retratos espontáneos en los que el fotógrafo ha esperado al momento justo para disparar, también proporcionan interesantes resultados.
3. Si utilizamos flash, no debemos colocar a los modelos cerca de los fondos, muros o paredes. Esta inadecuada situación provocará oscuras sombras desagradables, alrededor del sujeto.
4. Con las personas que usan gafas, hay que procurar evitar los reflejos que las luces provocan en los cristales. Para ello debemos orientar el rostro de la persona hasta que desaparezcan estos reflejos o mover nuestra posición de encuadre hasta conseguirlo.
5. El encuadre de nuestro modelo con el entorno, también merece toda nuestra atención. Hay que observar con detalle, todo lo que enmarca al sujeto, procurando evitar aquellos elementos, tales como cables, ramas, antenas y otros objetos, que puedan arruinarnos la armonía de nuestra toma.
6. Por lo general, conviene que para realizar retratos convencionales, coloquemos nuestro objetivo al mismo nivel que el rostro de la persona que estamos fotografiando. De esta manera evitaremos molestas deformaciones. Los teleobjetivos cortos de entre 90 a 135 mm son los más idóneos para realizar retrato.
7. Incluir en los retratos parte del escenario y de los objetos cotidianos en los que se mueve el personaje que retratamos, contribuye a enriquecer la información de la imagen y del entorno en que nos movemos.

Es un buen recurso, incluir en la toma, objetos y ambientes del personaje retratado como el de estos improvisados modelos en La Habana, Cuba