Alerta en Canarias: la pobreza mata (y no es una noticia falsa)

La pobreza es la clave, o una de ellas, para explicar los devastadores datos sanitarios de Canarias. Dos especialistas remarcan los datos de mortalidad infantil, de longevidad, enfermedades cardiovasculares y de diabetes para advertir de que la mala salud en las Islas en comparación con el resto de la Península se debe, básicamente, al peor nivel de renta y socioeconómico de los canarios, lo que requiere mucha atención política y social y cambios estructurales profundos y que no pueden esperar, si bien el contraste con buena parte del mundo sea muy bueno.
El médico teldense Ricardo Redondas, exdirector general de Salud Pública de 2015 a 2016, es uno de los principales especialistas en la calidad de la salud en Canarias y, como hace también el nefrólogo del Hospital Universitario de Canarias (HUC) Benito Maceiras, el panorama que pinta de las Islas no es muy halagüeño si se compara con el resto del Estado, aunque, por supuesto, contextualizado en uno de los sistemas sanitarios “más potentes del mundo”. Una sanidad pública española que, según recuerda Redondas, ha estado considerada por algunos estudios como la mejor del mundo, mucho tiempo entre las diez primeras y que, con los recortes, ha menguado un poco, pero que nunca ha bajado del puesto veinte, según indica. Su condición de sanidad universal y su amplísima cartera de servicios sigue siendo una garantía y un motivo de satisfacción, pese a que siempre habrá cosas que mejorar y potenciar, avisa.
Además, España también presenta una posición de liderazgo o, al menos, de privilegio en uno de los principales indicadores mundiales de calidad de vida: la longevidad. Tras Japón y algunos países nórdicos que van fluctuando, el país presenta unos datos envidiables y, encima, Redondas cree que pueden ser mucho mejores en unos 20 o 30 años, alcanzando un liderazgo indiscutible entonces, siempre que no se tuerzan mucho ciertos parámetros. Asimismo, la tasa de mortalidad infantil (que fija los fallecimientos de niños menores de 1 año) también es de las más bajas del mundo, algo en lo que, según subraya, resulta crucial la calidad del sistema sanitario. Con todo, y por los hábitos de vida, de dieta y estos indicadores, España es un lugar de privilegio en este ámbito, aunque muchas veces no se sea muy consciente de ello.
Canarias, a la cola en sanidad
En ese contexto y en claro contraste, Canarias, ese paraíso para tantas y por tantas cosas, no es precisamente de las comunidades que ayudan a reforzar las estadísticas. Al contrario. Según lamenta Redondas, las Islas se sitúan a la cola en la calidad del sistema sanitario y solo eso, junto a otros factores, se traduce en que se vive unos 9 o 10 meses menos de media, que no es baladí. Además, existe mayor mortalidad infantil y, en su opinión, esto podría reconducirse si se apostara mucho más por la sanidad pública y se mejorara, sobre todo, la situación socioeconómica de los canarios, algo clave también en la salud.
Entre las provincias, eso sí, y atendiendo a las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2017 (las últimas aportadas), hay una diferencia considerable, ya que en Tenerife se vive una media de 6 meses menos que en el resto del país, mientras que, en la de Las Palmas de Gran Canaria, la longevidad baja nada menos que un año. Así, mientras la media estatal se sitúa en 83,09 años, en la provincia occidental se alcanza los 82,63 y, en la oriental, los 82,14.
Tampoco son muy edificantes los datos de mortalidad infantil, con la mala noticia de que, si bien históricamente la provincia de Las Palmas presentaba una media por debajo de la del país, en el último estudio ya la supera y se sitúa, junto a la de Santa Cruz de Tenerife, por encima. Es más, de manera marcada. “Habría que ver si esto es algo circunstancial y anecdótico o marca tendencia para el futuro”, apunta Redondas. En este caso, la media estatal se encuentra en 2,72 niños fallecidos por cada mil de hasta un año por 2,79 en la provincia tinerfeña y 3,28 en la oriental.
Para este médico, resulta clave que Canarias haya tenido un sistema sanitario “infrafinanciado y a la cola del de las regiones de España”. No obstante, aún cree mucho más relevante “las desigualdades socioeconómicas, la pobreza y los niveles de renta, pues eso marca y afecta a la calidad de vida y salud que tiene la población de cada sitio, aquí y en el resto del mundo”.
Obesidad mortal
Otro indicador que le preocupa mucho y que está estrechamente relacionado con lo anterior es la obesidad. De hecho, sostiene que “más del 50% de la población de Canarias tiene sobrepeso o padece obesidad y, en los menores de 25 años, somos la región más obesa de España, con lo que eso implica para el futuro, ya que supone más enfermos de diabetes, mayor mortalidad cardiovascular y más cáncer”. Su preocupación es tal que asegura, tajante, “que esto va a marcar el futuro de la sanidad canaria, que encima está como está y basta con analizar el informe de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública”.
Para Redondas, en las Islas se están desenfocando las prioridades y, aunque solo sea simbólico, ha ocurrido hasta con el lema elegido para conmemorar el Día Mundial de la Salud. Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) optó por el de “Salud para todos”, con lo que, según recalca, se pone el acento en el acceso a la salud mediante “políticas multisectoriales que aborden las causas subyacentes de los problemas”, en Canarias se habló solo de “paridad positiva”, sin ese enfoque mucho más global.
También critica que el Parlamento, durante la aprobación de la nueva ley del deporte, rechazase la propuesta de evitar los patrocinios de bebidas azucaradas o que estos productos estén subvencionados en el Régimen Especial de Abastecimiento (REA), con lo que implica para la obesidad y cuando lo que se hace en otras regiones o países es incrementar los impuestos para tratar de reducir su consumo.
Para Redondas, todo cambiaría si realmente se intenta modificar las diferencias sociales de base, lo que resume recurriendo a una frase que suele utilizar el médico Antonio Cabrera: “Cuando un individuo se enfrenta a la sociedad, fracasa”.
Porcentajes escandalosamente altos
Si el panorama que dibuja este médico, experimentado, encima, en la gestión pública sanitaria, es como para plantearse muchas cosas e intervenir con urgencia, las advertencias de Maceiras deberían crear un gabinete de crisis inmediato. Casi desde ayer. Y ayer ya parece tarde. Para empezar, porque resume la situación con un lacónico y más que explicito pero zanjador “la sanidad canaria parece bichada”. Y todo por tener “porcentajes de diabetes, infartos, insuficiencia renal, colesterol, enfermedades cardiovasculares y de este tipo escandalosamente altas, muy por encima de la media del país”. Todo le preocupa y lo achaca, tras los pertinentes estudios a fondo, a la pobreza mayor que se da en Canarias, pero es especialmente sensible con la diabetes por ser la principal causa de muerte en el mundo desarrollado y porque Canarias presenta el mayor porcentaje de enfermos “del país, de Europa y uno de los más altos del mundo. Tan alto es, que siempre le digo a mis alumnos que tenemos más diabetes que diabéticos porque los que han muerto ya no se cuentan. Y es que presentamos el triple de mortalidad por esto que el resto de España”.
El 70% de la población tiene más kilos
Por supuesto, eso lo achaca a la alimentación, condiciones de vida y, sobre todo, a la disponibilidad económica. Aunque se trata de un fenómeno mundial, presenta a las Islas como una región piloto en el mundo y alerta de la gran obesidad que existe en el Archipiélago, lo que ejerce de locomotora del problema y se traduce en hipertensión, grasas altas en sangre, hemorragias… Eso sí, sus conclusiones no fueron siempre tan claras y hubo un tiempo en que se preguntó si esto era una condena divina o algo así. Evidentemente, y gracias a especialistas como Antonio Cabrera, que elaboró el estudio más completo sobre obesidad en las Islas en 2008 (aún no se ha superado), se comenzó a buscar las causas y se detectó que, en la población de las Islas, hay un 30% de obesos y un 40% de personas con sobrepeso, lo que arroja una friolera proporción del 70% de los residentes con exceso de kilos, “lo que es una verdadera brutalidad”. Esto deriva en diabetes, pero esta enfermedad, “por insuficiencias del sistema y por sus propias características, se diagnostica muy tardíamente y los síntomas aparecen solo cuando suele estar muy avanzada, bien por insuficiencia renal, por ceguera, amputaciones… De hecho, en 2007 hicimos un estudio y el 60% de los enfermos que iban a consulta porque, por ejemplo, empezaban a ver mal se enteraban entonces de que eran diabéticos, pero, para que eso pase, han de transcurrir unos 15 años, con lo que el panorama es tercermundista y ni hay diagnóstico, ni control y sí una falta absoluta de prevención”.
Para este especialista, esto explica, por ejemplo, que en Canarias haya “un 40% más de infartos de miocardio que en el resto del país y fue entonces cuando nos preguntamos si podía haber algún problema genético y de predisposición o si se debía a otros factores, a las condiciones de vida. Intentamos detectar si había alguna tendencia a la diabetes heredada de los guanches y estudiamos, junto al departamento de Genética de la ULL, diversas encías de momias guanches, sus genes primigenios, que son bereberes, comparándolos con la población general en la actualidad de Canarias y con enfermos de diabetes y descartamos ninguna predisposición genética. Los pobres guanches no tenían la culpa, sino nuestro estilo de vida y entorno”.
¿Comer mejor o mejor comida?
Fue entonces cuando realizaron un estudio monográfico de los enfermos cardiovasculares y, sobre todo, diabéticos en las Islas, sobre todo con complicaciones de riñón (su especialidad), y descubrieron que nada menos que el 70% de esos enfermos, “dato muy revelador, tenían la misma historia clínica, el mismo y bajo nivel cultural y de estudios, casi en el umbral de la pobreza o en plena exclusión, y una nula educación nutricional. Aquello fue como la reconversión de San Pablo, pues estaba ya todo muy claro: el factor diferencial era el social, las diferencias económicas, la pobreza, en definitiva.
Y es que somos la región más pobre, y no por el PIB, que es solo un artificio estadístico que no refleja la verdad, pues está por debajo el de Murcia, Andalucía, Extremadura, Melilla…, sino por el nivel de exclusión, por lo que mide el índice europeo (Arope) y que analiza las condiciones de vida reales, la educación, la formación en deporte, las posibilidades para comer productos de calidad y no comida basura e hipercalórica. Y, claro, es que tenemos la cesta de la compra más cara y los salarios más bajos. No es que debamos comer mejor, es que casi la mitad de la población está en riesgo de exclusión y no puede comprar mejor comida. Y, luego, el Parlamento hace un debate sobre esto, pero concluyen que tienen que cambiar el modelo de producción sin aportar ni una solución más, cuando somos la sexta región más pobre de Europa”.
Maceiras recalca que el 44,6% de la población canaria sufre esta pobreza de forma directa y eso se traduce en un millón de personas sin la dieta adecuada. Además, “el 30,7% vive con menos de 600 euros al mes y, en Tenerife, el 74% lo hace con menos de mil euros. Así es imposible, pues no se puede comer sano con los precios que hay y se recurre a la comida procesada, a la peor, la más barata, la que más nos enferma a largo plazo, la que tiene exceso de nutrientes, la más energizada, la de más sal y, sobre todo, de azúcar, que deriva luego en diabetes y en toda la cadena”.
Por tanto, y según concluye, “se trata de un problema estructural, político y tiene una fortísima base social, con lo que no hay solución posible sin medidas sociales. No es un problema de libertad de elección individual, de ese mantra ultracapitalista, como diría el neocapitalismo instaurado por Reagan y Thatcher, sino de salud pública, pues no come sano el que quiere, sino el que puede, y eso es fundamental. Como médicos, recomendamos ciertas comidas, pero mucha gente, simplemente, no puede comprarla porque los sueldos son de miseria en las Islas y, encima, se es víctima de ese consumismo continuo para ser supuestamente feliz que nos hace comprarnos coches, videojuegos y máquinas quitándolo de lo que no se ve, de la comida buena. Comen así porque no les queda más remedio y se debería obligar a la administración a controlar todo esto y a reaccionar de verdad ante la pobreza, ante la gran desigualdad social que hay en las Islas, donde el 1% de la población tiene el mismo dinero que el 80%. Es como ese símil del negro de Harlem que tiene menos esperanza de vida que un hindú de la zona más pobre de India, donde se distribuye mejor la pobreza. En Canarias somos ricos, pero esa riqueza está muy mal repartida; de hecho, es la comunidad autónoma con mayor desigualdad del mundo y, encima, esto sigue aumentando, con lo que deberíamos hacer una enmienda a la totalidad”.