Cuba: Cocodrilos, jutías y avestruces

Las cosas de Cuba van más allá del surrealismo. Tener a un señor de 91 años elaborando planes alimentarios para más de once millones de habitantes, además sin estudios que avalen esas ideas, y dejar que haga comparecencias públicas que resultan ser objetos de burla, ya no se sabe cómo calificarlo.
Guillermo García Frías explica al pueblo de Cuba y al mundo que se “cultivarán” jutías, avestruces y cocodrilos para la futura alimentación de la población cubana.
Todos sabemos lo que son estos planes, políticas de entretenimiento, y ya los cubanos no se creen nada. En nuestro país se dice: ” El drama dura setenta y dos horas y a partir de ahí hay que convertirlo en comedia, porque si no lo haces, te quemas “. En esto se ha convertido esta “brillante” idea del abuelo Guillermo, por cierto muy bien conservado para su edad, como todos los dirigentes. La buena vida se hace notar.
Muchas personas no saben que es una jutía. Es un roedor grande, autóctono de Cuba, ya casi extinguido. Nuestros aborígenes comían jutía y los mambises (insurrectos alzados frente a los colonizadores), también. Sabemos que algunos habitantes de las zonas montañosas siguieron cazando y comiendo jutías, pero hace muchos años que nadie ve una jutía. Por cierto, siempre se dijo que era prima hermana de la rata, su aspecto es igual, pero más grande y más gruesa.
Los aborígenes cubanos solían llamar utías a los colonizadores. Nuestros indígenas carecían de vellos faciales y corporales y les llamó mucho la atención los bigotes y barbas de los españoles. Por este motivo los compararon con las utías, así la llamaban entonces. No sabemos por qué derivó en jutía. Hay varios tipos: la jutía conga, la jutía carabalí…Depende del color y el tamaño.
Después de tantos años esta rata grande vuelve a cobrar protagonismo, ahora con la promesa de alimentarnos de la mano del abuelo Guillermo, aunque las acompañarán cocodrilos y avestruces. Algunos cubanos han comido cocodrilo, confieso que nunca lo he probado, y avestruces jamás nadie en Cuba, excepto los que robaron hace unos años el único ejemplar que habitaba en el Zoológico de La Habana. Por cierto, nunca dieron con los ladrones.
Este vídeo es la exposición nada convincente de lo que comeremos en breve.