Liberia se moviliza

Cuando el 22 de enero de 2018 el antiguo futbolista George Weah juró el cargo de presidente de su país, Liberia, la esperanza inundó calles, plazas y caminos. Jóvenes y mayores celebraban lo que pensaban sería el comienzo de una nueva era donde la vida de todos mejoraría. Un año y medio después nada de lo esperado se ha materializado. El pasado viernes 7 de marzo millares de liberianos se manifestaron, especialmente en la capital Monrovia, en contra de la gestión del jefe de Estado. El domingo siguiente, los organizadores de la movilización, reunidos bajo el denominado Consejo de patriotas, declaraba que daba un mes a Weah para satisfacer sus reivindicaciones, al mismo tiempo que llamaba a una nueva jornada de protesta para el lunes 10 ante la negativa tanto del presidente, como de la vicepresidenta, Jewel Howard-Taylor, exesposa del antiguo señor de la guerra condenado por el Tribunal Especial para Sierra Leona, Charles Taylor, de recibir sus quejas.
El domingo 9, un popular presentador de radio y conocido crítico del presidente, Henry Costa, leyó el documento que contiene las demandas de los ciudadanos y que lleva por título Para salvar al Estado. ¿Qué demanda la sociedad civil liberiana? Son muchas las quejas de los manifestantes que se arrastran desde pocos meses después de la toma de posesión de Weah. Una de las que más pesa es la alegación de la fuerte corrupción que se ha instalado en el país. La primera crisis saltó en septiembre de 2018 cuando se confirmó que casi cien millones de dólares, que habían llegado al puerto y al aeropuerto de Monrovia, habían desaparecido sin dejar rastro. La indignación creció cuando no se tomaron medidas disciplinarias contra ninguno de los presuntos responsables: el ministro de Finanzas y el gobernador del Banco Central de Liberia. Ahora, los ciudadanos piden que estas personas sean llevadas ante los tribunales. También demandan transparencia sobre los préstamos concedidos al país para la construcción de infraestructuras. Igualmente, exigen una declaración pública del patrimonio del presidente y su administración.
Pero, además, los manifestantes piden medidas que palien la gran crisis económica a la que se enfrentan los hogares liberianos. La fuerte inflación es responsable de una subida descontrolada de los precios de los productos básicos, especialmente de los de alimentación.
A finales de mayo, Weah había declarado que estaba al corriente de las dificultades que tienen la población y anunció un programa de reducción de la pobreza y lucha contra la corrupción. También hizo público la puesta en marcha de un programa de colaboración con el Fondo Monetario Internacional (FMI). No está todavía claro lo que esta medida supondrá y cómo pretende mejorar la vida de los ciudadanos, pero la realidad es que cualquier tipo de intervención de este organismo internacional suele venir acompañada de grandes sacrificios para la población, especialmente para los más pobres.
Finalmente, también han unido a sus reivindicaciones la que desde hace algún tiempo defienden algunos ciudadanos del país que piden un tribunal para juzgar a los responsables de la guerra civil que concluyó en 2003, como comentábamos en estas mismas páginas, para traer justicia a las víctimas.
Ahora, habrá que ver si el presidente Weah y su gobierno están dispuestos a escuchar las voces de los ciudadanos o si van a responder a sus demandas con represión y violencia, como se teme.