“Pateras” en el Caribe sin dolientes

Hace tres meses desaparecieron dos peñeros (pateras) que salieron desde la población de Güiria en Venezuela, rumbo a Trinidad y Tobago. La embarcación Jhonnalys José partió desde Guiria el 23 de abril con 38 personas a bordo, de las cuales solo encontraron 9 personas vivas. El peñero Ana María, salió de Güiria el 16 de mayo con 33 personas y solo se tiene conocimiento de su capitán, Alberto Abreu, quien fue rescatado en alta mar y llevado a la isla de Granada.
Son 62 personas desaparecidas hasta la fecha, entre ellas dos niños de 2 y 3 añitos, en el absoluto silencio oficial y la tristeza de sus familiares.
Delvis Reyes, un pescador con más de 30 años de experiencia, contó para Canarias3puntocero que más de 200 pescadores de la zona se lanzaron al mar a buscar a los sobrevivientes con poca suerte. “En la búsqueda de sobrevivientes participaron los pescadores artesanales, personas particulares que cedieron sus motores o lanchas, otros colaboraron con la logística, estuvimos seis días de búsqueda. Fuimos a Granada, Tobago, recorrimos toda la costa norte de Venezuela y nada”.
Reyes explica que las autoridades activaron el operativo de rescate de las embarcaciones 48 horas después y “eso es mucho tiempo”. “Yo como conocedor del mar te digo que un cuerpo vivo o muerto navega unas dos millas y media en poco tiempo y en 48 horas ya pudo navegar como 100 millas. Cuando comenzó la búsqueda además comenzaron a 20 o 30 millas de la costa y muy tarde, porque 48 horas después cualquier cuerpo ya traspasa fácilmente las 100 millas”, explica.
Delvis cuenta que bajo un sol inclemente logró ubicar la embarcación Jhonnalys José con 9 sobrevivientes, dos días después del naufragio. “Llegamos a eso de las 9 de la mañana y ellos nos contaron que a las 5 de la mañana todavía quedaban unas 20 personas aferradas al bote. Pero el cansancio, la deshidratación, hizo que se soltaran y se hundieron. Sin embargo tampoco encontramos sus cuerpos”.
Alberto Abreu, capitán del peñero Ana María fue el único sobreviviente. Lo rescató un barco que iba a Granada. Tres meses después grabó un vídeo que publicó en redes sociales donde asegura que una ola de más de 4 metros hizo que el peñero naufragara. “Ahí había personas que dejaron a sus niños en casa prometiéndoles una mejor situación económica. Allí todos íbamos escapando de la crisis que atraviesa el país”, dijo Abreu.
El puerto de Güiria está ubicado al oriente de Venezuela y fue un punto estratégico para el desarrollo económico de esta región. Sin embargo, Reyes asegura que la dolarización de facto de la economía los ha obligado a viajar a Trinidad y Tobago para comprar insumos, repuestos para los barcos que pescan, llevar pasajeros, llevar camarones. “Gracias a Trinidad y Tobago estamos sobreviviendo”, dijo.
Los viajes de inmigrantes entre la isla y Venezuela son un secreto a voces. Los peñeros cobran hasta 500 dólares por trasladar venezolanos a Trinidad y Tobago. Son embarcaciones inseguras, que logran disimular su óxido e ilegalidad con travesías nocturnas en el Caribe. Voces desde Trinidad y Tobago han hablado de trata de personas. Desde Güiria, los familiares de los desaparecidos se aferran a la hipótesis de la prostitución o la esclavitud de hombres para guardar la esperanza de encontrarlos vivos.
Pero las autoridades del gobierno venezolano están muy ocupadas culpando a Trump de toda su incompetencia y todavía no han podido iniciar una investigación para saber qué pasó con esos 62 venezolanos que huían del hambre en Venezuela.
Guaidó tampoco los menciona y la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU cuando visitó Venezuela tampoco los incluyó en su informe. Las “pateras” del Caribe parecen no tener dolientes.