Opinión

Los secretos jamás contados del pacto en Canarias (V): Un acuerdo histórico y de infarto

Pacto de las Flores

La constitución de los ayuntamientos, con la bomba de Santa Cruz, previsible y anunciada para algunos, e inesperada y rompedora para CC y sus acólitos, no fue determinante para el pacto regional, pero marcó más tendencia de lo que muchos dijeron o escribieron. El PSOE había rectificado en Santa Lucía y Telde y su Ejecutiva aclaró en la tarde del lunes 17 que respetaría a NC en el Cabildo grancanario. Esto hizo que NC reimpulsara su apoyo a un pacto progresista esa noche, no sin mostrar su malestar por lo sucedido.

ASG también tuvo reunión esa noche y giró 180 grados. Si el jueves había apostado por el centroderecha, ahora basculaba a favor de la izquierda porque Curbelo ya lo veía como lo más probable, aunque tampoco estaba seguro del todo, dejaba abierta la otra opción y seguía dándole esperanzas a Clavijo sin desvelar por completo sus verdaderas preferencias. Además, el PSOE debía rectificar lo de Valle Gran Rey (aunque nunca sería tapón), lo que Torres aceptó sin problema. De hecho, su Ejecutiva ya les abrió expediente el lunes a sus dos ediles díscolos. El optimismo volvía al PSOE: Loly Corujo solidificó su pacto con el PP en Lanzarote y Martín seguía con su hoja de ruta para censurar a Alonso y trataba de sumar al PP al apoyo que creía seguro de Cs y Sí Podemos. Los socialistas esperaban que el acuerdo se cerrara casi en horas.

Sin embargo, el contraataque de CC fue fuerte. Clavijo le anunció al partido que renunciaba al gobierno para convencer a Cs (que había expedientado a sus ediles en Santa Cruz), logró del PP estatal apoyo para que Australia Navarro fuera presidenta a espaldas de Antona y todo se preparó para que, en la tarde del jueves 20, se firmara ese pacto en Presidencia junto a ASG y con Egea y Javier Maroto llegados desde Madrid. Al final, estos dirigentes vinieron, pero, tras una mañana frenética, al mediodía del jueves, por fin, la izquierda, con Curbelo incluido, anunció su pacto. Lo hizo después de que Albert Rivera, presente en Bruselas, no respondiera si Cs levantaba el veto; con Antona diciéndole a ASG que él y los diputados que le apoyaban no votarían por Navarro; con CC quedándose sin poder por primera vez a última hora y Egea y Maroto haciendo el ridículo.

Es cierto que hubo incertidumbre hasta el último minuto y que todo pudo girar. También que Curbelo dudó sobre NC y que seguía sin perdonarle a algunos socialistas. Pero la reunión progresista en la quinta planta del Parlamento cuajó, las circunstancias se daban para que quedara bien ante Clavijo, Torres le convenció sobre La Gomera y, en definitiva, era coherente con su corazón, sus preferencias profundas y su visión del momento histórico.

El lunes 17 de junio se abre con los medios centrados, en su mayoría, en lo ocurrido en Santa Cruz de Tenerife. El acceso del PSOE al poder, por medio de Patricia Hernández, en pacto con los dos ediles de Cs, con el apoyo externo de los tres de Unidas Podemos y tras 40 años de gobiernos de CC, ATI o los miembros de UCD que luego formaron estos partidos (como Manuel Hermoso, Adán Martín…) era, sin duda, la noticia. Eso sí, y por mucho que Vidina Espino insistiera en que se había producido un “tamayazo” (algo falso de toda falsedad, pues los concejales cumplían con lo dicho en campaña no solo por ellos, sino por casi todos en Cs respecto a la regeneración y a que CC pasara a la oposición en las instituciones donde se había eternizado), por mucho que el foco se pusiera en esto y que la formación naranja abriera expediente de expulsión a esos ediles esa misma semana, el pacto regional no estaba cerrado.

CC, por supuesto, echaría el resto para conservar su poder y para revertir Santa cruz, ya que lo entendía como una afrenta que se escapó a su control porque esos dos concejales actuaron por su cuenta, por supuesta sorpresa y en contra de la dirección insular y regional de Cs; si bien ya comenzaban a pensar que el problema es que Ciudadanos no tenía ni dirección, ni orden ni concierto. De hecho, algunos medios y periodistas ya hablaban de una oscura operación urbanística (de ahí que Cs ocupara la Gerencia de Urbanismo) y empresarial por intereses muy concretos para el llamado ocio nocturno (de ahí lo de la Sociedad de Desarrollo y lo del “tamayazo” porque se compraba por dinero o poder para beneficios concretos), con Juan Amigó como auténtico cerebro en la sombra. Algo que ha sido desmentido hasta por la dirección estatal de Cs, que confía en seguir contando con él. Además, Zambudio ha seguido con su demanda contra Espino por afirmar o insinuar todo esto y no parece que vaya a dar marcha atrás. Llegará hasta el final y lo hará también con su expediente interno de expulsión porque cree que lo ganará sin muchos problemas.

La izquierda había recuperado el aliento y el optimismo y casi se había vuelto eufórica por horas. Lo hacía, sobre todo, porque creía que se habían despejado los nubarrones claves que casi hicieron naufragar su pacto la semana anterior para depresión de años. Sus detractores y la gente favorable a CC se agarraba al incumplimiento del PSOE en Valle Gran Rey, pero siguieron sin escuchar bien lo que el mismo sábado de la constitución de los ayuntamientos había dicho Curbelo al respecto. Por supuesto, estaba molesto, como toda ASG, con que los dos ediles del PSOE incumplieran la clara directriz dada directamente por Torres para que no impidieran la Alcaldía a Borja Barroso. Pero también sabían que habían actuado por su cuenta y riesgo y que el PSOE les abriría expediente ese mismo lunes 17, lo que confirmó en la reunión de su Ejecutiva regional celebrada por la tarde en el Hotel Escuela santacrucero.

De hecho, en esa Ejecutiva se confirmaron también los expedientes a los ediles de Tacoronte por desobedecer y no pactar con Cs, aunque un sector del PSOE tinerfeño logró introducir un matiz diferenciador entre ambos casos: a diferencia de Valle Gran Rey, en el municipio tinerfeño se había hecho alcalde a un potencial y necesario socio regional (NC), partido que, a su vez y por su un poco incontrolable fórmula de Frente Amplio (por entrar en ella políticos de diverso pelaje, trayectoria y escrúpulos), había fallado también a ASG en Valle Gran Rey porque sus dos ediles hicieron lo que quisieron. En esa Ejecutiva, además, se explicitó un claro optimismo respecto al pacto regional y se insistió ante los medios en que podía ser cuestión de horas o pocos días que se cerrara y firmara. No obstante, aún había dudas en ciertos dirigentes respecto a Curbelo y no se descartaba del todo una jugada de última hora con el PP de Antona porque se sabía que CC haría lo imposible y más para seguir en el poder, como ocurrió.

Pese al “palo” de Santa Cruz, en CC había cierto optimismo aún sobre el acuerdo regional y respecto a voltear aún los pactos PSOE-PP en muchos sitios y conservar los cabildos de Tenerife, La Palma y Fuerteventura. Se equivocaron por completo, pero, pese a su total hermetismo a muchas escalas, en esas horas aún lo veían más que posible. Clavijo seguía con su estrategia en Madrid con las direcciones estatales del PP y Cs, aunque barajaba ya sacrificarse del todo y renunciar a su presencia en el Gobierno si, así, lograba atar el apoyo de Cs a un (más bien una) presidente de CC (Rosa Dávila, si bien sonó hasta José Miguel Barragán), o a la fórmula de Australia Navarro ante la actitud de Antona. Eso sí, empezaba a existir ya cierto runrún con la postura, digamos, “distante, fría, ausente” que había adoptado Ana Oramas, aunque esto solo trascendió mucho más cuando cuajó el Pacto de las Flores ese sábado.

Durante esa tarde noche del lunes 17, también hubo reunión de la dirección de NC en Las Palmas. Sin esconder su malestar por lo vivido la semana anterior con Santa Lucía y Telde, y aún a la espera de que se confirmara la intención de la ejecutiva regional del PSOE de reeditar el pacto en el Cabildo grancanario, los principales dirigentes de la formación habían decidido reactivar el pacto progresista por el que llevaban años suspirando y trabajando.

Ya el mismo viernes y sábado, Román Rodríguez había resaltado como un destacable gesto la rectificación socialista en esos dos municipios y, sobre todo, la actitud adoptada por Torres, si bien seguía desconfiando por completo de otros miembros del PSOE en Gran Canaria y pensaba que, en el fondo, el plan A de Curbelo, pese a todo, seguía siendo Clavijo y el B, la izquierda. No obstante, lo ocurrido, que los potenciales alcaldes del PSOE en esas plazas relevantes (y cruciales para NC) retirasen sus candidaturas el sábado, se entendió como un punto de retorno a la senda del pacto y al Gobierno conjunto, aunque muchos creían que todo lo sucedido durante la tercera semana había sido perfecta y necesariamente evitable.

ASG también tuvo reunión esa noche. Como casi siempre en aquellas semanas, una larga e intensa reunión que acabó con un giro copernicano a la decisión del jueves previo de apoyar y participar en un pacto y Gobierno de centroderecha, incluso sin Clavijo en la presidencia (aunque esto seguía sin convencer a Curbelo). Su líder explicó con detalle cómo habían cambiado los acontecimientos tras lo de Santa Cruz y que la información que tenía le hacía pensar que el PSOE podría acaparar más poder que de 1983 a 1987 porque habría censuras a su favor en tres cabildos (La Palma, Fuerteventura y Tenerife), aparte de que tenía casi garantizado el de El Hierro porque Allende no dimitiría (al menos a tiempo).

Aunque seguía teniendo dudas, sobre todo con maniobras contrarias de NC y si bien mantendría la incertidumbre hasta el último suspiro, transmitiéndole a Clavijo que todo seguía abierto y que esperarían a acontecimientos y a ver quién cerraba antes un pacto (en la nota de prensa hablan de preferencia por la izquierda, pero sin cerrar lo otro), la decisión de esa noche fue trascendental. No definitiva ni desvelada del todo por pura estrategia, pero sí muy importante porque sus intenciones primeras y primarias, sus preferencias de corazón, sus cálculos sobre qué hacer a medio plazo y cómo encauzar su legado político (ASG-PSOE), la situación táctica y pragmática con un gobierno regional y estatal con presidentes socialistas y su desilusión con la experiencia de ASTF hacían un coctel muy proclive a esa apuesta.

Eso sí, siguió sin decírselo a casi nadie y para la historia ha quedado, en parte, que optó por la izquierda porque no tuvo más remedio ante el caos en la otra opción, pero sostengo que no es así y, por respeto al off the record, no puedo desvelar más claves y detalles que sorprenderían a muchos. No obstante, aún quedaban horas para eso. Eso sí, el PSOE no quiso perder mucho tiempo para cerrarlo todo y desde ese fin de semana se desplazó a La Gomera Jorge González, el secretario de Organización.

En el PP, por el contrario, trataban de apurar sus opciones, pero Antona, que se hacía como que no lo sabía, era consciente de que su partido en Madrid estaba negociando directamente con Clavijo a sus espaldas y, quizás, hasta en contra de sus intereses tras lo que ocurrió en la reunión de Presidencia del viernes previo. Con el tiempo, se lo han cargado y enviado al Senado, por lo que sus temores tenían mucha base.

Martes 18 de junio

Aunque tenía casi todo a su favor, la izquierda seguía sin vivir su reunión definitiva para cerrar el acuerdo, aunque ya se barajaba la fecha de la mañana del jueves para una cita clave. No obstante, las dudas continuaban y algunos seguían viendo a Curbelo de la mano de Clavijo y el centroderecha. También se equivocaron. CC siguió con sus intensas gestiones para alcanzar un acuerdo y también se trabajó una fecha y hora para cerrarlo: sobre el mediodía o primeras horas de la tarde de ese jueves y en la sede de Presidencia en Santa Cruz de Tenerife. Se confiaba en que Cs a escala estatal levantara el veto a Clavijo (al menos a estar en el Gobierno) y, en tal caso, contaban con las alternativas de una presidencia para CC o para Australia Navarro con el visto bueno de Génova. Esto último lo acabó reconociendo Barragán tras la investidura de Torres, sin dar muchos detalles, pero tampoco sin esconder su sorpresa por cómo se volvió a derrumbar ese acuerdo con la dirección estatal del PP, de lo que siguen culpando a Antona. Eso sí, tampoco Cs fue claro y contundente y, para el núcleo duro de CC, esto justifica y excusa la decisión final de Curbelo, aunque creo que siguen errados.

Las reuniones y llamadas se sucedían, pero el acuerdo de la izquierda no se cerraba. Se hablaba con insistencia de Valle Gran Rey como clave para impedir ese pacto, pero todos los que pusieron el foco en eso se equivocaban. “Yo no soy un loco”, les diría Curbelo. ASG jamás impediría un gobierno y un cambio histórico por ese municipio si se atendía al resto de sus exigencias, por muy importante que les sea esa localidad, que por supuesto lo es, aunque sí que reclamaría medidas contundentes, urgentes y hasta el final contra los dos ediles del PSOE. Sin embargo, y siendo esto así, el sí de Curbelo seguía sin llegar, algunos miembros de ASG sondeaban a representantes de otros partidos sobre diversas alternativas (como su abstención en pro de salvar el pacto de centroderecha) y la situación empezaba a mosquear de nuevo a muchos dentro del PSOE y del resto de formaciones de ese pacto progresista.

Mientras, CC creía cerca de salvarlo todo vía Madrid, aunque dejando, en gran parte, a un lado a Antona, con la idea de reconducir también Santa Cruz y de que evitar un gobierno de izquierdas, en el fondo, convenciese a Cs y a los reticentes dentro del PP. Los carbones por lo ocurrido en Santa Cruz seguían muy encendidos y, aunque fuera a la larga, también se querían apagar y que volviese el status quo en la capital.

Miércoles 19 de junio

Las circunstancias hicieron que, por un acto militar, Clavijo acudiera en esa mañana a San Sebastián de La Gomera y, por supuesto, se viera con Curbelo. Eso sí, en la rueda de prensa, y para el que sabe escuchar, Curbelo volvió a negar que Valle Gran Rey valiese todo un gobierno regional y recalcó que había que tener perspectiva global y altura de miras, si bien seguía sin desvelar del todo sus intenciones y ni siquiera aludió a la reunión de ASG del lunes previo.

En CC ya sabían que Clavijo estaba dispuesto a renunciar a su presencia en el Gobierno  y confiaban en que esto lo resolviese todo. De hecho, se dejó caer al mediodía de ese miércoles que todo estaba encauzado y que habría noticias potentes en Madrid poco después, durante la tarde o, como mucho, antes de las 20:00, pero esas horas fueron pasando y ni en Madrid ni en las Islas se anunciaba nada: ni una rueda de prensa, ni un principio de acuerdo de centroderecha ni que la cosa estaba cerca.

El PSOE seguía con sus reuniones intensas y hasta La Gomera se desplazaron más dirigentes. Las citas se prolongaron durante horas y esa madrugada, entre reuniones y llamadas de unos y otros, Curbelo casi no duerme. Sabía que la operación del centroderecha estaba en camino para el mediodía del jueves y que se pretendía firmar en Presidencia de Gobierno a primera hora de la tarde, con los dirigentes nacionales del PP presentes (Javier Maroto y Teodoro García Egea). La izquierda también le había convocado a una reunión en el Parlamento (primero se especuló con que sería en el sur de Tenerife y, luego, en un restaurante o sede de un partido en Santa Cruz), justamente en la quinta planta y en el Grupo Socialista, justo al lado de las dependencias que ocupaban desde 2015 NC, ASG y Sí Podemos. Todo un pacto y eventual Gobierno a cuatro en una misma planta.

ASG seguía sin desvelar su voto y esto mosqueaba a muchos en la izquierda. Mientras, CC estaba segura de que volvería a salvar el poder, aunque cediendo una parte considerable y, quizás y al mismo tiempo, cargándose a Antona. El jueves sería el gran día para unos u otros.

Jueves 20 de junio

La jornada definitiva, al menos por la mañana, fue tan intensa desde primera hora como había sido la anterior y esa madrugada. Intensa, sorprendente, con vaivenes, dudas potentes, sorpresas y, al final, pacto firmado con mucha información off the record que, al menos yo, nunca desvelaré. A primera hora, Antona desmentía al que le preguntara que tuviera previsto firmar ningún acuerdo con CC que pudiera hacer, incluso, a Australia Navarro presidenta. Se encontraba en un acto en Las Palmas, pero no tenía previsto acudir a Presidencia del Gobierno ni a otras reuniones y hasta desconocía detalles de lo que se preparaba que sí conocían ciertos periodistas.

En CC estaban convencidos de que, a diferencia del viernes anterior, cuando también  se anunció la llegada de dirigentes del PP como Egea, pero finalmente se abortó ese posible vuelo, esta vez sí vendrían a ratificar la continuidad del centroderecha en el poder regional. No se equivocaron y tanto el secretario general de los conservadores como Maroto se desplazaron convencidos de que pondrían “una chincheta azul” en el mapa de presidentes de regiones españolas (que diría Antona), pero, a la postre, hicieron un ridículo espantoso.

El teléfono de Curbelo echaba humo desde primera hora y, en realidad, no sé si tuvo mucho tiempo para cargarlo esa noche. Ya en Tenerife, le acompañaba una amplia delegación de ASG y fui testigo, a un escaso metro, de cómo recibía una llamada de Clavijo (así me lo mostró) justo cuando iban a entrar al Parlamento. Fue el célebre momento en que le preguntó por “el cierre de lo otro”, refiriéndose a si Cs levantaba el veto a su persona, a una presidencia de CC, a su presencia en el gobierno o a simplemente un pacto de centroderecha. Hay cosas que no puedo desvelar, pero sí sostengo que Curbelo seguía jugando a varias aguas, pero con una llama interior que le empujaba hacia la izquierda. Eso sí, ya en la sede de ASG en el Parlamento mantenía aún dudas sobre cuáles eran las verdaderas intenciones de NC porque temía que, a última hora, llegasen a un acuerdo con CC y PP. Estaba totalmente equivocado y algunos dirigentes de NC no daban crédito a esas dudas, si bien todo acabó aclarándose poco después.

En esos momentos, Curbelo mantenía hilo directo no solo con Clavijo, sino con Antona. También habló con Vidina Espino, que esperaba por el sí definitivo de su dirección nacional a un pacto de centroderecha, sea de la forma que fuera, con o sin vetos y con presidente del PP o CC, pero eso nunca se aclaró del todo y, de hecho, Albert Rivera, que se encontraba en Bruselas, no se pronunció ni pudieron contactar con él antes de que se cerrara el pacto progresista.

Luego, Antona le dejó claro a Curbelo que él no estaba en la operación de Presidencia y que no solo él, sino otros diputados afines de los 10 con que contaban (hasta sumar 6), no respaldarían la fórmula Australia Navarro como presidenta regional, lo que lo imposibilitaba por completo. Además, su mosqueo con CC y con parte de su partido era gigantesco y, así, la izquierda podía estar más tranquila en esta legislatura, si bien finalmente le han “empujado” hacia el Senado. La ambigüedad y el doble juego de Curbelo y ASG (donde había una mayoría clara a favor de la izquierda, pero también dirigentes con muchas dudas o preferencias por lo otro) le permitían seguir siendo la llave de todo.

Fue entonces cuando se encierra por última vez con su delegación en su sede parlamentaria. Al poco, y mientras en CC comenzaban a dar por hecho que habría pacto de centroderecha a firmar en Presidencia del Gobierno en torno a las 15:00 horas, según se me trasladó mientras la presidenta del Parlamento presentaba los cambios en la Cámara para la nueva legislatura con 10 diputados más. Mientras muy pocos en CC sabían eso y estaban muy seguros, comenzó la reunión definitiva (la buena) en la sede parlamentaria del PSOE.

Allí estaban Ángel Víctor Torres, Román Rodríguez, Noemí Santana y Casimiro Curbelo, aparte de otros muchos dirigentes claves de los cuatro partidos. Me escabullí como pude de la rueda de prensa sobre los cambios y ascendí por la escaleta a la quinta planta, cuando ya no se dejaba subir a ningún periodista y los que estaban fuera, expectantes porque ya sabían que se estaba cociendo casi todo, tampoco podían entrar, ni siquiera, en el edificio parlamentario. Tras más de una hora, lo que me trasladaron en esa quinta planta actores secundarios era optimista para un pacto de izquierdas. Algunos en el PSOE se mosquearon por mi presencia en el pasillo y me obligaron a irme. Me fui de nuevo hacia la escalera, justo en frente de los ascensores, pero sin bajar de la quinta planta. A veces, y por llamadas de mi periódico, subí a la sexta y última para hablar más alto.

Unos quince minutos después, y mientras trasladaba en directo lo que estaba pasando a El Día, comenzaron algunas reacciones sonoras de euforia y alegría. Me asomé y vi algunos abrazos entre miembros del mismo partido (Podemos, sobre todo) y también cruzados. Me acerqué sin mucho miedo ya a broncas y, sí, los que comenzaban a salir de la sede del PSOE anunciaban que había acuerdo y, por tanto, Canarias tendría un Gobierno de izquierdas tras 32 años. Sí Podemos entraría, ASG jamás los vetó y se aclararon las dudas cruzadas sobre qué haría Curbelo, cuál es la estrategia de NC a medio o largo plazo sobre el nacionalismo (reunificarse, pero desde una posición de poder y mayor debilidad para CC) y qué haría el PSOE con su partido en La Gomera.

De hecho, lo primero que se me dijo fue que habría una gestora, si bien esto luego se ha ido matizando y más bien descartando. Los últimos en salir, porque se quedaron hablando precisamente de lo que pasaría entre ambos partidos y cómo hacer una transición hasta una colaboración con guion en medio (ASG-PSOE) u otras fórmulas, fueron Torres y Curbelo. Los abrazos y las caras de alegría se multiplicaron. Allí estaba Carolina Darias, Patricia Hernández, Gustavo Matos, Nira Fierro, Fermín Delgado (NC), Melodie Mendoza (ASG), María del Río Sánchez (Podemos) y otros.

Unos minutos después, y una vez que CC (Clavijo, Rosa Dávila…) supieron que la cosa iba en serio y que era verdad que ASG optaba por la izquierda, por Podemos y por ese PSOE que tanto daño (una parte, claro) le había hecho a Curbelo, los cuatro portavoces bajaron a anunciar la nueva buena. En esa multitudinaria rueda de prensa, Curbelo ya dejó claro que se equivocarían los que pensaban que aquel acuerdo era endeble y que habría mucha división y riesgos enseguida de ruptura. No es que estén vacunados y sean inmunes a eso, pero el líder de ASG no ha parado de reiterar y subrayar que es para 4 años y, quizás, con continuidad segura en, al menos, otra legislatura.

Torres, al que se le veía aliviado y en una nube tras unas semanas de una intensidad y de unos vaivenes de locos, admitía que había sido todo muy difícil hasta última hora y que hubo momentos muy duros y críticos. Román, por el contrario, estaba más sereno, responsabilizado y consciente del momento histórico que se estaba dando, mientras que Noemí Santana no podía esconder su euforia y descanso espiritual porque también lo había pasado mal, sobre todo la semana previa, al temerse lo peor. Casi sobre la marcha, indago y me entero de que NC llevaría la vicepresidencia y Hacienda, lo que finalmente se confirmó, aunque hubo unas horas en las que parte del PSOE trató de hacerse con ese área. Pero no, Román lo tenía claro y puso en la viceconsejería a su asesor de cabecera, Fermín Delgado, al que se rifan el resto de partidos.

ASG se hacía con Turismo (gran anhelo de Casimiro), Industria y Comercio, aparte de aceptarles el resto de exigencias (tal y como se había acordado en el Hotel Escuela), mientras Sí Podemos se quedaba con nada menos que la consejería de Servicios Sociales, que llevaría Santana, y con el gran reto no solo de desarrollar la nueva ley, sino de rebajar todo lo posible los malos datos de pobreza, dependencia y demás. Asimismo, Juan Márquez apuntaba a Cultura, lo que también se ratificó como viceconsejero, y el PSOE llevaría el resto del gobierno, lo que detallaré en la sexta y última entrega de esta crónica de un pacto histórico y de infarto.

Clavijo habló con Curbelo poco después de esa rueda de prensa y quedaron en verse en Presidencia, donde ya estaban Maroto y Egea bastante flipados. Casimiro acudió con su coche oficial y, sin toparse con los dirigentes nacionales del PP, que estaban en otra sala, se vio con Clavijo, le explicó la situación (que no veía clara la opción del centroderecha) y que no podía quedarse fuera del gobierno alternativo. Clavijo (y el núcleo duro de CC) lo entendió y siempre ha desvinculado a ASG del fracaso de sus opciones, confiando aún (y seguirá siendo así hasta 2023) en que haya situaciones futuras que puedan a atraer a este partido a romper y buscar un Ejecutivo diferente.

Curbelo conseguía lo que parecía casi imposible: en el fondo, ser fiel a su corazón, potenciar su pragmatismo en busca de logros para La Gomera con dos gobiernos con presidentes del PSOE a escala estatal y regional, y aclarar el futuro de su legado: se mantendrá ASG pero seguramente ligada al PSOE como AHI lo ha estado a CC, si bien esto está por ver y Torres y Ferraz deben cumplir todo lo comprometido.

Con Egea y Maroto también fueron a Presidencia Australia Navarro y Lope Afonso, que tampoco podían disimular su desconcierto por lo ocurrido esa mañana. En CC aún mantenían algún hilo de esperanza para que el reparto de tareas, de consejerías, quebrara ese pacto de izquierdas. Egea y Maroto se quedaron en un hotel del sur tinerfeño y el viernes 21 se hicieron algunas retorcidas gestiones, mediante conocidos de Curbelo y Egea, para tratar de hacerle retroceder y que frustrara la firma del pacto anunciada el jueves para la mañana de ese sábado (a las 12:00) en el Reloj de Flores del García Sanabria, todo un símbolo de ATI y CC durante tantos años. De hecho, el cierre de la última campaña electoral de los nacionalistas en las generales del 28A lo celebraron en ese enclave. Esa intermediación se produjo, pero Curbelo fue tajante y, eso sí, alucinó bastante con lo que algunos estaban dispuestos a hacer por seguir en el poder, por conseguirlo o por evitar que otros lo alcanzasen.

Viernes, 21 de junio

Ese viernes 21, las reuniones se sucedieron en el Parlamento y en otros lugares, así como también las llamadas cruzadas, en busca de pulir el texto del acuerdo y el reparto del poder. Había algunas fricciones, sobre todo respecto a Hacienda, pero se era optimista. Los partidos ya habían encargado enormes paneles a todo color para decorar en el García Sanabria la firma y presentación del pacto que unía los logos y demás símbolos de las formaciones o coaliciones como Sí Podemos (Podemos, SSP y Equo). Las reuniones siguieron, incluso, en la mañana del sábado 22 en el Parlamento en busca de ese texto consensuado. Mientras en el PP nacional se la juraban a Antona y CC intentaba ahora evitar lo peor en los cabildos de La Palma,  Fuerteventura y, sobre todo, Tenerife, la izquierda canaria volvía a gobernar sola.

Sobre las 12:15 horas, es decir, 15 minutos más tarde de lo anunciado, subieron desde la Cámara regional las delegaciones de los distintos partidos que poco antes habían llegado a un acuerdo sobre el contenido del pacto que iban a firmar en un acto para la historia de la región. La zona del Reloj de Flores del Parque García Sanabria se fue llenando cada vez más de militantes, afiliados, sindicalistas, dirigentes de estos partidos, representantes de la sociedad civil, periodistas y gentes de izquierda de toda la vida que no podían disimular su euforia, contenida, pero euforia. En algunos casos, seguían sin creérselo del todo.

Al llegar las delegaciones, la alegría se desbordó y se sucedieron los abrazos cruzados. En las intervenciones de los cuatro protagonistas (Torres, Román, Noemí y Casimiro), Curbelo llamó “compañero” a Ángel Víctor y eso no pasó inadvertido para socialistas como la gomera Ventura del Carmen Rodríguez, que seguía el momento histórico en la parte izquierda entre el público. Justo al lado, Patricia Hernández (muy cerca de Gustavo Matos, clave en algunos de los pactos, aunque no ha trascendido casi nada) dijo en corrillo lo de “Pacto de las flores” y se acercó a la mesa para decirle a Noemí, la que más cerca estaba, que se podía llamar así. Santana se lo trasladó a Torres, quien, al terminar, compartió la propuesta con todos los presentes y, por supuesto, fue aceptada. Luego, subieron precisamente a la parte superior del Reloj de Flores y posaron para la historia uniendo sus manos.

Quizás, el acuerdo se rompa (incluso pronto), pero, con diferencia, ha sido uno de los pactos más trabajados, difíciles de lograr y con más vaivenes de la historia de Canarias y España. Eso sí, algunos siguen equivocados respecto a una de la claves, a una de las principales llaves: esto era lo que, en el fondo real de su corazón, quería Curbelo, se diga lo que se diga o escriba y sin que deje de haber mucho pragmatismo detrás, lo cual es también muy coherente y propio de su personalidad.

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