Aumenta la represión en Camerún

Más de 100 opositores políticos fueron mantenidos incomunicados y torturados en un centro de detención de la capital de Camerún, entre finales de julio y principios de agosto, según denuncia Human Rights Watch (HRW). Estas personas fueron trasladadas a las instalaciones de la Secretaria de Defensa del Estado (SED). Los acontecimientos tuvieron lugar tras el amotinamiento de estos reclusos en la Prisión Central de Yaundé, en el barrio de Kondengui, el 22 de julio en protesta por el hacinamiento, las condiciones de vida y el retraso que sufren sus casos, sin que se sepa cuando serán llevados ante un juez.
Muchos de ellos están detenidos bajo sospecha de ser militantes o apoyar a los grupos armados que luchan por la independencia de las regiones de habla inglesa del oeste del país y reclaman la proclamación de la República de Ambazonia. Algunas de las detenciones se remontan a 2016, cuando tuvieron lugar las primeras protestas de abogados, profesores y estudiantes contra lo que ellos consideraban el desprecio hacia su cultura y abandono del Gobierno central. Policía y ejército respondieron con la puesta en marcha de una fuerte represión. Esto originó la intensificación del enfrentamiento, lo que condujo al conflicto armado que se vive en la actualidad. A falta de cifras oficiales se calcula que ha habido docenas de muertos y desaparecidos y cientos de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares y buscar refugio en Nigeria u otras regiones de Camerún.
Otro grupo de detenidos está formado por miembros y simpatizantes del partido opositor Mouvement pour le renaissance du Cameroun (MRC). El líder de este grupo, Maurice Kamto, fue detenido junto a 200 de sus seguidores el 26 de enero de este año, tras una serie de manifestaciones en las que cuestionaban el escrutinio de las elecciones presidenciales del 7 de octubre de 2018, que según los resultados oficiales volvió a ganar el presidente Paul Biya, en el poder desde 1982. Todos ellos fueron llevados a la prisión de máxima seguridad de Kondengui. Desde entonces se han sucedido las protestas y marchas de miembros del MRC pidiendo la liberación de su dirigente. Estás manifestaciones también han sido duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad y muchos de los que participaban en ellas detenidos.
El régimen del presidente Biya ha optado por la confrontación y la represión frente a cualquier disidencia política, despreciando el diálogo. Cada vez necesita utilizar más fuerza para contener cualquier conato de contestación. Paul Biya se encuentra en el que posiblemente será su último mandato presidencial. La gente de su entorno lo sabe. Son los mismos que durante décadas se han beneficiado del control del Estado en beneficio propio. Ante la posibilidad de perder todo lo ganado durante estos años se aferran al poder de cualquier forma y esto lleva a incrementar la represión contra cualquier disidencia.
Curiosamente, la mayoría de los jóvenes del país, aunque en privado se queja de la situación, no toma acciones, ni se organiza. La sociedad civil, fuera de los partidos políticos de la oposición, parece no existir. Por un lado hay miedo a las posibles represalias, por el otro desidia. Son bastantes los que dicen que es mejor esperar a que muera Biya para intentar cambiar la situación. Mientras, las cárceles se llenan al mismo ritmo que los bolsillos de los que controlan el poder en Camerún.