Cuba: ¿Regresó Batista?

Uno de mis hijos me preguntó hace sólo unos días: “si la economía de Cuba iba tan bien con Batista, ¿por qué el pueblo se unió a la Revolución?”. Intenté explicarle, pero es muy joven y no ha vivido esos años, afortunadamente para él, y tiene convicciones, principios y criterios, cosa de la que me siento orgullosa como madre. Su cara me demostró que no era suficiente lo que le ejemplificaba. También me ayudó a convencerme más de que nuestra historia es demasiado compleja y de cómo calan de hondo los discursos populistas y demagogos.
No voy a defender a Fulgencio Batista Zaldivar, fue un dictador político y se pensaba que la Presidencia de Cuba le pertenecía. Llegó al poder por primera vez en 1933, en lo que se conoce como la Revuelta de los Sargentos. Eso era Batista entonces: un sargento ambicioso y decidido. Se nombra a sí mismo jefe de las Fuerzas Armadas de Cuba y se asciende a Coronel. Sin haber estado en la Revuelta desde el inicio, termina siendo la cara visible y el cabecilla. Establece una junta de gobierno conocida como la Pentarquía, ejerciendo control sobre varios presidentes provisionales, y en 1940 se presenta a las elecciones y es elegido presidente. Gobernó por mandato popular hasta 1944 y la Constitución más progresista de Cuba, una de las más progresistas también del mundo en esa época, fue aprobada por él.
Concluido su mandato, se va a vivir a los Estados Unidos. Regresa en 1952 y se presenta nuevamente a las elecciones, pero la intención de voto no le favorecía. Ante la perspectiva de una derrota, decide dar otro golpe de estado meses antes de las elecciones, un hecho no bien visto por el pueblo. Comienza así a desaparecer el Batista democrático para dar paso al dictador: abolió la Constitución de 1940, suspendió las libertades políticas, entre ellas el derecho a huelga, y su gobierno cada vez era más corrupto y más represivo. Famosos sicarios no dudaban en golpear y torturar a quienes se manifestaban, hacían huelgas o intentaban oponerse. Los estudiantes universitarios encabezaron muchas protestas y demasiados jóvenes perdieron la vida.
En ese momento, aparece Fidel Castro, abogado recién graduado, que planifica y organiza el asalto al Cuartel Moncada. Se convierte en el líder, es condenado a sólo tres años de privación de libertad, lo envían al Presidio Modelo de Isla de Pinos, donde disfrutaba de la compañía de sus compañeros, entre ellos, de su hermano. Tenían biblioteca privada, elaboraban su propia comida, no tenían que relacionarse con otros reclusos y los guardias les servían de recaderos (les daban el dinero y los guardias les hacían las compras). También disfrutaban de correspondencia, radio y visitas. Desde ahí Fidel escribe “La Historia me Absolverá”.
Siempre reconoceré que Fidel Castro era un hombre inteligente y muy habilidoso, mientras Batista era cada vez más repudiado. Fidel Castro con sus planteamientos de libertad e igualdad iba ganando simpatizantes. Con una prensa más que libre, todas estas cosas eran conocidas por los cubanos. La revista Bohemia, de tirada semanal, fue uno de los medios que más difundió los crímenes de Batista, fotos de asesinados tirados en cunetas, otras que mostraban a jóvenes que habían sido torturados, testimonios de lo que ocurría dentro de las Estaciones de Policía. Se conoció a quienes ordenaban y ejecutaban tales atrocidades (en otra ocasión relataré qué le sucedió al director de esa revista muchos años después).
Batista decreta una amnistía para los asaltantes al Moncada y se marchan a México, donde Fidel organiza una expedición en el conocido yate GRANMA. Desembarcan en Oriente y muchos son apresados. Solo logran llegar a la Sierra Maestra 12 hombres, entre ellos, Fidel, su hermano Raúl y el Ché. Así comienza la guerrilla, apoyada por comandos urbanos. Ponían bombas en todas partes (parques, cines, teatros, cabaret, tiendas, farmacias, paradas de guaguas) y entre la represión y las bombas Cuba vivía sobresaltada. Sólo se respetaban escuelas y hospitales y muchos afectados por esas bombas entre la población eran oponentes a Batista. Se vendían bonos para recaudar fondos, unos pequeños trozos de papel en los que se leía: “Mi contribución al Movimiento 26 de Julio”. Pude verlos porque mi madre los vendía entre sus conocidos por aquel entonces. Realmente mi madre fue muy Fidelista, como casi todos los jóvenes de la época. Estoy lejos de toda sospecha de venir de seno Batistiano, mis opiniones se basan en vivencias, en duras y tristes vivencias.
Hace unos días tuve la oportunidad de ver un vídeo. Dos chicos españoles nos contaban la historia de Cuba a partir del liderazgo de Fidel Castro y explicaban que los cubanos se sublevaron por la injerencia norteamericana en Cuba. Qué manera de desvirtuar la historia, qué forma de manipular. No sé quien les habrá enseñado tal cosa, es indignante. Siempre digo que nunca, jamás, conocí a un americano. Cierto es que tenían grandes negocios y centrales azucareros, pero también tenían centrales azucareros los cubanos, holandeses, ingleses, españoles y otras nacionalidades. Los americanos eran los dueños de una parte la Compañía de Teléfonos y de la Compañía de Electricidad, que fue intervenida durante el gobierno de la Pentarquía. Casualmente lo ordena Antonio Guitera Holmes, hijo de catalán y norteamericana.
De estas cosas los “progres” no hablan. Vivían pocos americanos en Cuba y los que lo hacían estaban en barrios exclusivos en las afueras de La Habana, donde hoy viven los inversionistas extranjeros. Pero, ojo, existe una gran diferencia: los cubanos que trabajaban en Compañías Americanas cuando fueron nacionalizadas y confiscadas las propiedades,se marcharon a U.S.A. junto con sus patrones, porque les pagaban bien y puntual (cosa que no se puede decir de los patrones actuales). Con esto quiero dar fe de que a los cubanos no les molestaba que los americanos tuvieran negocios en Cuba, como no les molestaban otros extranjeros y emigrantes.
Crecí en un barrio obrero, bonito, limpio, seguro. Disfrutábamos de 13 cines, 3 teatros. En cada calle, una bodega (pequeño local para venta de víveres), pollería, carnicería, puesto de viandas (frutas, hortalizas y vegetales). No exagero, ni miento. En cada calle teníamos esto y nadie cerraba por falta de clientes. Ferreterías, que recuerde, eran cinco. Tantas tiendas de ropa que no sería capaz de enumerarlas. Zapaterías, mueblerías, diez panaderías, dulcerías, cafeterías, restaurantes, bares, carpinterías, talleres de mecánica y de chapa y pintura, cerrajerías, talleres de reparación. También joyerías, bancos, 12 escuelas públicas con desayuno escolar, pero también escuelas privadas y creches públicas (lo que en España se llama guardería).
Todo esto lo hizo Batista. Esa miseria que quieren contar en Cuba no existía. Si hablamos de los años 50, hay que ubicarse en la época. Cierto es que lo intrincado de los campos albergaba a gente muy pobre, las capitales de provincia eran fastuosas y Cuba recibía miles de emigrantes cada año que trabajaban. Muchos hicieron dinero, tuvieron negocios muy prósperos, iban a sus países si querían, entraban y salían cuando lo deseaban. Con esto quiero decir que la economía cubana era buena, no faltaba de nada. Existía la clase rica, la clase media, la clase obrera y los pobres, como en todas partes, y aún hoy siguen existiendo en países muy desarrollados. Un país hundido en la miseria no es sitio a donde nadie quiera emigrar y nuestra Cuba tuvo las puertas abiertas a miles de personas que desearon convivir con nosotros.
¿Los americanos intervenían en nuestra política? Pues sí, a día de hoy los americanos siguen interviniendo en la política de muchos países, hasta de aquellos que presumen de potencias. Esa intervención ha sido el pretexto de la actual dictadura para sumirnos en la miseria y ponernos la bota en la cabeza.
El tiempo pone a cada cual en su sitio. Eso dice un refrán popular, que a veces se cumple. Los primeros años de aquella revolución, que no sabemos dónde ha quedado, la policía transmitía una imagen de educación, amabilidad, empatía. Todavía no se prohibía todo, ni todo era delito. No es menos cierto que desde el mismo 1959 Fidel tuvo oposición y esos sufrieron las crueldades dentro de presidio. Las contaban y nadie les creía, pero a la vista de todos las fuerzas del orden eran otra cosa.
A partir de los años 70 la situación fue cambiando. Cuba era más pobre, la miseria estaba más repartida, desapareció la clase media y quedaron los ricos que son ministros, generales y en la actualidad gerentes de corporaciones extranjeras. Porque en ese paraíso socialista tropical que íbamos a ser, donde no habría ni ricos, ni pobres, ni explotadores, ni explotados, resulta que los pobres somos más y más pobres y los ricos, aunque se han reducido en número, son más ricos y más poderosos que los de antes. Luego resulta que los americanos siguen dentro de la política de Cuba todo el tiempo y los gobernantes cubanos quieren y reclaman su presencia cada día, lloran y suplican el cese de un bloqueo que no existe. Piden diálogos, acuerdos, no pueden vivir sin los americanos y siempre que tienen la oportunidad ellos y sus descendientes se dan un saltico para visitarlos, comprar en sus tiendas, alojarse en lujosos hoteles y regresar hablando de austeridad y sacrificio.
¿Pero cómo es en la actualidad la policía cubana? No sabemos cómo los seleccionan, pero han uniformado a la mala educación y la ignorancia. Casi ninguno sabe expresarse, utilizan malas palabras, formas y maneras para dirigirse al ciudadano. Malo si le respondes y peor si no lo haces. Por cualquier cosa te multan, te llevan detenido o te pegan. Los defensores de Batista lo justificaban diciendo que eran los sicarios quienes cometían los crímenes y que el dictador no se enteraba de nada. En la actualidad ningún gobernante puede justificarse con el desconocimiento, pues Internet ha venido a informar.
Fidel Castro era un fuerte enemigo de Internet, no le dio espacio mientras vivió. Era listo. Su hermano con afán recaudatorio ha dejado un filito, es más ambicioso y eso tiene consecuencias. Hoy se puede ver la represión en las calles de Cuba, se puede ver la miseria del pueblo, las protestas y saben que no hay momento fijo para un estallido popular. No sé si recordarán por qué se fue Batista, pero están repitiendo todo lo peor de su padre político, porque si Batista tiene la culpa de todo, querer ser presidente a toda costa, no querer convocar elecciones, mandar a reprimir, torturar y matar nos ha traído hasta aquí. Murió rico, tranquilamente en Marbella, y dejó con buena economía a su descendencia y a nosotros nos dejó esta desgracia. No se lo perdonaremos nunca.