Guaidó en un mercado y Maduro en Azerbaiyán

Como cada sábado, Anita sacaba cuentas para tratar de comprar huevos y queso en el mercado, que son las únicas proteínas que ingiere en los últimos meses. A veces come pollo o carne, cuando su hijo puede comprarlos. Ese sábado, como cualquier otro, hacía una larga fila para pagar los huevos cuando vio aparecer entre la multitud a Juan Guaidó.
Todos lo saludaban y se tomaban fotos con el diputado autojuramentado presidente de Venezuela. Él hablaba con los vendedores, con la gente. “Andaba con unos guardaespaldas enormes y rodeado de mucha gente”, me contó Anita emocionada la mañana del sábado cuando me la encontré en la parada del metrobus.
Guaidó recorrió un mercado popular, de esos que existen en toda Venezuela, donde un grupo de comerciantes toman una calle para vender sus productos. Normalmente en dichos mercados los precios son más “solidarios”, aunque ese término ya casi ha desaparecido en la república bananera.
Anita agranda sus ojos negros inmensos para explicarme que Guaidó habló con unos niños de la calle que se encontraban cerca “y les repartió dólares, dólares verdes, porque yo los vi”, me dijo. El presidente de la Asamblea Nacional (AN) visitó el mercado con unas maestras de primaria, para verificar cuántos alimentos podía comprar con el salario de un maestro.
¡Por esto protestamos y exigimos! ¡Porque no nos acostumbramos y tenemos la fuerza para cambiar esta situación!
Acompañé a dos maestras a hacer mercado con su sueldo de Bs. 150.000. Solo alcanzó para 1/2 kilo de queso, 1 kilo de carne, 2 papas, 1 tomate y 1/2 cartón de huevos. pic.twitter.com/y9cUFw0nuH
— Juan Guaidó (@jguaido) October 26, 2019
Pero Anita no se enteró del objetivo de la visita de Guaidó al mercado de La Urbina, una urbanización clase media del este de Caracas. Todos se asombraron de verlo allí, rodeado de tanta seguridad. “Estaba con unos guardaespaldas rubios, saludaba a la gente, pero la gente no era tan efusiva. Más bien se quejaban de que ya no tenía vida política, que perdió credibilidad, que ya no creemos en él. Todo eso decían algunos, mientras otros se tomaban selfies con él”, contaba Anita, ya dentro del metrobus, a todos los pasajeros que escuchaban el relato.
Guaidó convocó una jornada de protestas contra Nicolás Maduro el próximo miércoles 6 de noviembre. Dijo que será el “inicio de un levantamiento popular sin precedentes en Venezuela”. Como las mejores promociones de Hollywood: “algo nunca antes visto”.
El autojuramentado intenta remontar en estos últimos meses, luego de haberse desdibujado en medio de escándalos de corrupción, malversación de fondos y fotos con paramilitares colombianos, entre otros.
En 10 meses el diputado organizó un concierto en la frontera con Colombia para recaudar fondos para la “ayuda humanitaria” a Venezuela y hasta la fecha se desconoce el destino de esos recursos. Enfrenta en Colombia una investigación por corrupción hacia sus representantes en ese país, quienes gastaron inmensas sumas de dinero sin saber el origen de dicha pasta.
Intentó un golpe de Estado el 30 de abril, que fracasó porque no contó con el apoyo de los militares venezolanos. Ha sido denunciado también por, presuntamente, apropiarse de 800 millones de dólares pertenecientes a Citgo, filial de la estatal petrolera PDVSA en Estados Unidos. Y recientemente aparecieron unas fotografías de Guaidó con paramilitares –terroristas colombianos armados–, aunque él admitió desconocer de dónde salieron esas imágenes.
No obstante, Guaidó participó en el mecanismo de diálogo con el gobierno de Maduro, bajo la mediación de Noruega, pese a que no hubo acuerdo posible. Ahora Maduro se inventó otro diálogo con otro sector de la oposición, con el que amenaza convocar a elecciones parlamentarias en enero.
Guaidó, desdibujado; Maduro, ganando tiempo; el sueldo de los maestros (ni de nadie) no alcanza para comprar los alimentos básicos. Pero mientras sigue el circo: Guaidó visita mercados y Maduro en Azerbaiyán.