Los tunecinos están ilusionados

“Todos estamos con él. Especialmente los jóvenes. No ha prometido imposibles, sino pequeñas cosas que podrá hacer si los políticos no le ponen zancadillas. Sí, aquí el verdadero problema son los políticos, gente que lleva toda la vida viviendo de la política y que solo piensan en ellos mismos, no en el pueblo. El nuevo presidente no tiene un partido político detrás y quizás eso sea una de las cosas que más nos atraiga de él”, comenta Heimi que, tras dar un sorbo a su taza de café, enciende su enésimo cigarrillo en la terraza del Café de París en la Avenida Burguiba, arteria principal de Túnez.
Heimi habla, evidentemente, del nuevo presidente tunecino, el profesor Kais Saied, que fue elegido en la segunda vuelta de los comicios presidenciales celebrada el pasado 13 de octubre. Su llegada al poder es vista “como un soplo de aire fresco por gran parte de la población cansada de las promesas incumplidas de los políticos tras la revolución. Habíamos puesto muchas esperanzas en ella, y es verdad que algunas cosas han cambiado, pero queda mucho camino por recorrer y los políticos no están dispuestos a ello. Temen perder sus privilegios”, afirma Mohamed, entre calada y calada de su cigarrillo.
Kais Saied fue profesor de Derecho Constitucional y formó parte de la comisión que ayudó al Parlamento a redactar la nueva Constitución de 2014. Se presentó a las elecciones como candidato independiente a cualquier partido político. Es el segundo presidente elegido democráticamente desde entonces y estará en el poder cinco años. Tras su elección prometió una “nueva forma de revolución”. De esta forma, apelaba a los acontecimientos de 2011 que terminaron con el derrocamiento de Zinedin el Abedin Ben Alí, que se había atrincherado en la jefatura del Estado por más de dos décadas. Aquella primera revolución fue el pistoletazo de salida de las llamadas Primaveras árabes.
“Esperábamos mucho de aquella revolución de 2011”, asegura Heimi, “pero todo se quedó a medias. Hemos experimentado una fuerte subida del coste de la vida mientras cada vez es más difícil encontrar un trabajo. Somos muchos los que terminamos la universidad y no podemos emplearnos en el campo que hemos estudiado. Al final terminas aceptando cualquier cosa para poder sobrevivir”. “Los sueldos son muy bajos. Es por eso por lo que muchas personas necesitan un segundo trabajo. Por la tarde o por la noche, muchos profesionales se convierten en camareros” añade Mohamed. “Nuestra esperanza radica en que la situación empiece a cambiar poco a poco. No esperamos milagros, sabemos que el presidente no es todopoderoso, pero estoy seguro de que intentará que las cosas sean muy diferentes a partir de ahora”.
Saied ha sido alzado a la presidencia de Túnez con la aplastante mayoría del 76% de los votos. Estos provienen de todas las clases sociales, pero especialmente de las menos privilegiadas y de los jóvenes que han visto en la no filiación política del nuevo presidente la mejor garantía de cambio para sus vidas. Los partidos políticos tradicionales han perdido la credibilidad por su continua defensa de los privilegios propios y de un reducido sector de la población. Ahora, solo cabe esperar que tanta ilusión no se vea frustrada por las trabas que los políticos tradicionales puedan presentar en el Parlamento a los planes del nuevo jefe de Estado.