De Evo a Maduro

Evo Morales renunció a la Presidencia de Bolivia y los opositores en Venezuela rezan para que ocurra lo mismo en la patria de Bolívar. Maduro inmediatamente denunció que hubo un golpe de Estado contra Evo y culpó a la Organización de Estados Americanos (OEA) de estar detrás del “atropello a la democracia boliviana”.
Evo se asiló en México y tuvo la dignidad de renunciar al poder para garantizar la paz de Bolivia. Tras una intervención de factores internacionales, en la cual la OEA tuvo un protagonismo importante, se inició un proceso de desestabilización después de los comicios presidenciales en los que Evo Morales había resultado ganador con más de 10 puntos de ventaja.
Vimos imágenes tan dantescas como la de la alcaldesa de Vinto, Patricia Arce, quien casi fue linchada. La golpearon, la bañaron con pintura y le cortaron el cabello. ¿Cuál es la explicación lógica a este tipo de actitudes salvajes?
Grandes quienes viviendo el fascismo en carne propia, no ceden, como Patricia Arce, alcaldesa de Vinto, Cochabamba, a quien la oposición boliviana por más que intentó humillarla, no logró doblegarla: “por este proceso de cambio voy a dar mi vida". #Bolivia pic.twitter.com/e7nrQ0Arqq
— Alina Duarte (@AlinaDuarte_) November 7, 2019
En un acto de humildad, Evo decide renunciar para evitar un baño de sangre innecesario en su país. En Venezuela, en cambio, el poder genera tanto arraigo que así maten a miles, nadie renuncia, porque es preferible siempre (a costa de lo que sea) garantizar una cuota de mando.
Cuando Maduro ganó las elecciones presidenciales del año 2013 con menos de dos puntos de diferencia sobre su rival Henrique Capriles Radonski, se generó una ola de violencia que dejó más de una docena de víctimas. Sin embargo, Maduro no renunció. Es tanto así que en la Mesa de Diálogo que instaló el gobierno venezolano recientemente con un sector de la oposición, discuten las elecciones y repartición de la Asamblea Nacional (parlamento), cuyos comicios quieren realizar en enero 2020.
No obstante, el Parlamento presidido por Juan Guaidó exige unas elecciones presidenciales libres. Jamás Venezuela había atravesado una crisis estructural tan grave. Con una hiperinflación que rompió todas las teorías económicas para su estudio y con un grave deterioro en la calidad de vida de los venezolanos. Sin servicios públicos básicos, sin alimentos, sin seguridad. Tampoco había ocurrido una crisis de liderazgo de tal nivel, donde no hay dirigentes que sean capaces de anteponer el bienestar colectivo por encima del individual.
Maduro está muy lejos de seguir el ejemplo de Evo. No solo porque no quiere abandonar la silla presidencial y sus beneficios (negocios), sino porque no tiene las agallas que se necesitan para enfrentar con dignidad una crisis que ha provocado su propia torpeza.
(*)Fotografía /Prensa Miraflores