La violencia en Venezuela tiene rostro de mujer

En marzo de este año Ángela Aguirre salió a celebrar el cumpleaños de un amigo. Tenía 16 años. Nunca regresó, pues fue violada y asesinada. Intentaron archivar su caso. Todavía no hay una sentencia contra los acusados.
El 21 de octubre pasado Sorioska Mena llegó al Hospital Clínico Universitario para dar a luz a través de una cesárea programada. Recibió tal maltrato que su útero fue desgarrado y murió desangrada. Su bebé sobrevivió, pero quedó huérfano de una madre asesinada por el patético sistema de salud en el país.
El 2 de noviembre Norys subió a un autobús rumbo a la frontera con Colombia. Tras una fuerte discusión con su expareja, quien la amenazó en repetidas oportunidades con matarla, ella acudió ante la defensoría del pueblo, la fiscalía general, denunció y alzó su voz. Pero ni siquiera obtuvo la orden de alejamiento que solicitó. Huyó del país para salvar su vida.
El 25 de noviembre se conmemora el día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer y, según cifras de la Cepal, Venezuela llega a esta fecha con 122 mujeres asesinadas este año. La violencia contra la mujer venezolana se observa en casi todos los escenarios. Incluso esa violencia sutil, cargada de chistes misóginos que muchas veces observamos como “normales” en la familia o ambientes de trabajo. Los feminicidios “van en aumento”, dijo esta semana el director del cuerpo de investigaciones científicas, penales y criminalísticas (Cicpc), pero no precisó cifras.
Desde hace 3 años en Venezuela no tenemos cifras oficiales de violencia de género, aunque sabemos que somos casi líderes en feminicidios en la región. Los estados, como mejores exponentes del patriarcado, podrían hacer mucho más en gestión de políticas públicas de violencia de género. No obstante, se preocupan más por pedir créditos internacionales y pelear más por su cuota de poder que por los derechos de las mujeres. En el caso de Venezuela la crisis económica ha profundizado la violencia contra la mujer, en tanto son las mujeres las que han debido salir a trabajar el doble, a hacer filas muy largas para comprar comida, incluso, a prostituirse para poder llevar comida a la casa.
Además, es tal la ineficiencia institucional que cuando la víctima intenta denunciar ante las autoridades no se le hace seguimiento, se extravían los expedientes y muchas veces transforman a la víctima en victimaria.
Este lunes las mujeres maduristas marcharon en Caracas. En su Twitter Maduro prometió su compromiso en la lucha por la igualdad de género, mientras que Guaidó ni siquiera se pronunció sobre el 25 de noviembre. En el fondo no creo que a ninguno le importe la defensa de los derechos de la mujer, podrían haber hecho más y, francamente, ¡no han hecho nada!