Carta a los Reyes Magos desde Venezuela
Queridos Reyes Magos.
Este año los venezolanos hemos sido niños muy buenos. Demasiado buenos, diría yo.
Hay tanto que pedirles por este pedacito de primavera en el Caribe. Podría comenzar por pedir un país normal. Sí, un país donde las instituciones funcionen en defensa del ciudadano y no para imputarlo de falsos delitos.
Que los pasaportes y cédulas de identidad, así como cualquier otro trámite con el Estado, se haga de manera sencilla y automatizada, sin tener que pagar miles de dólares a ningún gestor.
Que los venezolanos recobren su poder adquisitivo, que puedan volver a tener el mejor salario mínimo de América Latina para adquirir alimentos, medicinas, ropa y todos los bienes o servicios que deseen.
Que no muera ningún otro niño por una bala perdida o esperando un trasplante de médula. O esperando una medicina que no llega. ¡Que nunca más ocurra!
Que la producción petrolera se recupere y volvamos a la curva de crecimiento de las décadas de los 60 y 70.
Que puedan venir artistas, músicos, cantantes en cualquier época del año y que se presenten en el Teatro Teresa Carreño o el Poliedro como siempre. Y con precios racionales para que todos podamos ir a verlos.
Que el transporte público desaparezca, incluido el Metro de Caracas. Sí, que terminen de desaparecer y que se conforme un sistema público de transporte público que incluya autobuses nuevos y la rehabilitación completa del Metro de Caracas. Que sea un servicio de primera, como debe ser.
Que los bancos reciban cursos, postgrados, maestrías y doctorados de atención al cliente. Que tengan suficiente efectivo. Que aumenten los límites de las tarjetas de crédito para comprar algo más que un caramelo y que los cajeros automáticos puedan ofrecer efectivo y demás operaciones.
Que se elimine el puto control de cambio y que las divisas se puedan comprar en cualquier banco o casa de cambio, bajo un precio que dicte la libre oferta y demanda.
Que ningún pensionado, jubilado, abuelito o abuelita tenga que hacer fila nunca más para cobrar una pensión miserable.
Que no existan presos políticos, ni acosados, ni perseguidos, ni intimados. Y en este mismo tono que los militares vuelvan a los cuarteles, de donde nunca debieron salir.
Que los periodistas recobren el respeto y la libertad para publicar según las necesidades de los lectores y no del censor de turno.
Que los hospitales funcionen. Que conseguir una medicina no sea un vía crucis y que realmente se garanticen las medicinas para todas las enfermedades crónicas.
Que el aparato productivo venezolano sea reactivado con inversiones privadas y con una gestión pública eficiente.
Que tengamos el mejor salario mínimo de América Latina y que regresen todos los venezolanos que han migrado para poder sobrevivir.
Pero si todo esto es mucho lío, ¡con que se lleven a Maduro nos darían un gran regalo!
