Venezuela en cuarentena

Llegamos a otro episodio macabro en la historia de esta república bananera: estamos en cuarentena. No bastó con todas las penurias que pasamos el año pasado (y que todavía seguimos arrastrando) por los apagones, sino que ahora llegó el coronavirus para encerrarnos en casa ante el miedo al contagio.
El 12 de marzo, a las 10 de la mañana, a través de grupos de Whatsapp y redes sociales, se conoció del contagio de un representante de un colegio en el este de Caracas. Todas las madres se desesperaron por ir a buscar a sus hijos a todos los colegios de la capital.
Acto seguido, Maduro anunció en cadena nacional la prohibición de ingreso de pasajeros de Europa. Allí comenzó la histeria. Al día siguiente el gobierno anunció que había dos casos de coronavirus en Caracas y ahí fue cuando la histeria colectiva explotó.
Las farmacias y supermercados se llenaron de gente comprando alcohol, mascarillas, jabón, antibacteriales, acetaminofén, papel higiénico y comida, como si el mundo se acabara.
Las estaciones de gasolina estaban a tope. Montones de coches en fila para cargar combustible. Los supermercados abarrotados de gente. En las farmacias se agotaron los antigripales, el alcohol y las mascarillas.
El 15 de marzo, Maduro dijo que eran 17 casos confirmados de coronavirus en el país, aunque se dice que son muchos más. Es difícil creer a un Gobierno que se ha hecho experto en mentiras y que no actualiza las cifras epidemiológicas desde hace tres años.
Desde este lunes hay cuarentena en seis estados (Miranda, La Guaira, Zulia, Táchira, Apure y Cojedes), así como en Caracas. Justo cuando Guaidó comenzaría a llamar de nuevo a “la calle sin retorno”, tenemos un anuncio de pandemia por coronavirus y la consiguiente cuarentena.
Maduro habilitó 46 hospitales para atender los casos. Hay que explicar algo importante porque, a diferencia de otros países, en Venezuela los centros de salud privados son los más utilizados.
Las empresas privadas y públicas pagan pólizas de seguro colectivas a sus empleados para que ante cualquier contingencia sean atendidos en esas clínicas privadas. Además de eso, las personas contratan pólizas privadas de salud individual para garantizar ser atendidos en sus emergencias o exámenes médicos.
Hay una buena parte de la población que no tiene acceso a estos servicios de salud privados y debe ser atendida en el sistema público, cuyos hospitales están en absoluto deterioro, sin personal, sin médicos, sin insumos.
El detalle es que, al ser declarado como pandemia, el coronavirus no es atendido por las pólizas privadas de salud, lo que implica el colapso mayor del sistema de salud público y el miedo, no al COVID-19, sino a ingresar en cualquier hospital público y no salir vivo por contraer cualquier otra bacteria.
No estamos preparados para el coronavirus, porque un estado que no es capaz de garantizar el derecho a la alimentación y a la salud de su pueblo, no es un Estado que pueda atender eficientemente una pandemia.
En este momento hay varias zonas de Caracas sin servicio eléctrico, sin Internet, sin agua. ¿Cómo combates una pandemia sin garantizar primero los servicios básicos?
No nos queda más que encomendarnos a los santos para que el COVID-19 pase rápido y la cuarentena sea leve.