Gastronomía

¿Y la alimentación qué pinta?

¿Y la alimentación qué pinta?

Es verdad que no está el estómago para festines en estos momentos. La situación explícita ante la que todos tenemos más que claro, como si fuera de ficción, que no supera película alguna de Hollywood, aún nos deja con la boca abierta. Es que aún más, creo que no hemos salido del impacto ni de la perplejidad.

Acudir al mercado y la farmacia al cuarto día de no salir, pertrecharse con ropa que luego irá directamente a la lavadora, la mascarilla, los guantes…Todo esto hace de esa faena cronometrada, en la que se controlan los metros de distancia, algo así como un acto furtivo y de nocturnidad que me llama mucho la atención de mí y de mis convecinos. Que también van de la misma guisa.

Positivismo, sin duda. ¿Apocalíptico? A los hechos me remito.

Un tinte apocalíptico pero justificado en estudios concienzudos fue lo que hace un tiempo expuso el periodista experto y críticos de hoteles Fernando Gallardo en el I Congreso de Periodistas Gastronómicos de Lanzarote. Su conferencia inaugural de veras me impactó y, como digo, de ella asomaban contornos de la humanidad y de la gastronomía digamos que cuando menos inquietantes.

Pues miren que me vino esa intervención a la cabeza y quizá ahora cobren algunos datos premonitorios más fuerza ante el escenario –o escenarios- que se nos presenta a todos los seres humanos. Este virus está actuando como el napalm.

Allá van informaciones y elementos de valor al derrotero que la alimentación y la gastronomía turística están tomando –y van tomar- en un momento único de la humanidad. Fernando Gallardo, ciñéndose a esos datos de la evolución de la humanidad en futuras décadas, consideró que el ser humano está obligado a inventar una nueva forma de alimentarse sin agricultura y sin ganadería. “Suena fuerte –afirmó- pero ya se está atisbando esta realidad”.

En este sentido, el conferenciante puso en liza vectores como los vinculados a la globalización y a la necesidad de reforzar la sostenibilidad del planeta (algo que se estaba mascando ya pero que cobrará más potencia todavía en el nuevo escenario). Se afronta desde una cifra: 11.210 millones de habitantes del planeta apuntando al aspecto básico de la alimentación. ¿Cómo se va a garantizar? Situando dos carriles a tener en cuenta: alimentación y esperanza de vida del ser humano.

Para Gallardo, esto lleva irreversiblemente a encontrar respuestas nuevas en las formas de alimentación, en predecir cosechas, en las demandas en las respuestas a la nutrición, el uso de la genética, la alimentación sintética de proteínas, los banco de semillas… “La cocina nos ha hecho superiores y ahora estamos en la era del homo triple sapiens; cada día avanzaremos más hacia seres biónicos y el siguiente paso sería el cyborg”. Un retrato futurista y con cierto toque apocalíptico, visto hoy así, de ese futuro no tan lejano.

Un segundo vector apuntado fue el de la aceleración tecnológica. “Lo que tiene valor se va a disparar y el mundo del dato será el del valor mediante la gestión. En este entorno y con un casi 100% digital, ¿la alimentación qué pinta?”. El experto dictaminó que “habrá una gestión personalizada mediante identidad digital; una máxima personalización porque cada ser humano es diferente, único, incluido los precios personalizados individuales en restaurantes y en hoteles que, por cierto, en algunos ya se han acometido”.

Ya ven. Constituyen vectores muy actuales y de futuro en la toma de conciencia colectiva sobre la responsabilidad de las industrias alimentaria, turística e informativa hacia la sostenibilidad del planeta y el incremento en la esperanza de vida de los seres humanos que lo poblamos.

La contundencia de algunos indicadores y una visión a más largo plazo de cómo nos alimentamos hoy y nos alimentaremos mañana han generado estas y otras incógnitas.

Según datos de la FAO aportados en aquel encuentro de Teguise, hoy en día está prácticamente resuelto el problema del hambre y en 2030 será algo residual con un 0,2 por ciento. “Esto, sin duda, va a catapultar la longevidad, la resistencia del ser humano para configurar una demografía distinta y siempre relacionada con la necesidad de la nutrición de la misma”. ¿Cambiará de algún modo el panorama la pandemia del COVID-19?

Pues en España –salvo que el ‘bicho’ revierta la previsión- habrá 10 millones de turistas que vendrán exclusivamente por la gastronomía; 1.400 millones en todo el mundo comen todos los días. “Lo que se pretende es que busquemos los sistemas para ver cuántos de estos millones podrán comer en los destinos, como es el caso de Canarias”. Más incógnitas derivadas de este confinamiento que durar va a durar.

Pensemos por último (Gallardo dixit): “la primera red social del ser humano no fue la de Whatsapp o Facebook–ironizó- fue el fuego”, exclamó. “La domesticación del fuego supuso un salto de magnitud para la humanidad que incluso simbolizaba la reunión en torno al grupo y, por ende, el establecimiento de los primeros actos sociales”.

Soy positivo, siempre. Pero a ver si no nos vamos a ver con una fogata para calentar los alimentos. ¡Y para matar al bicho!

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