¿Está el oro de Uganda financiando la guerra en RDC?

En 2019 Uganda exportó 1.25 mil millones de dólares en oro, más del doble que en 2018, según informa Reuters citando al Banco Central Ugandés. Fue en ese año, 2018, cuando el oro sobrepasó al café como principal fuente de divisas del país. Hasta aquí todo normal, nada que decir más allá de congratular a la nación por este logro.
Lo curioso es que las exportaciones ugandesas de este mineral fueron insignificantes hasta hace no hace mucho. Fue en 2015 cuando empezaron a aumentar coincidiendo con la apertura de una gran refinería: African Gold Refinery (AGR). Desde entonces, otras dos refinerías han entrado en funcionamiento en el país.
AGR pertenece a una red de empresas controladas por el magnate belga Alain Goetz. Nada especial hasta ahora. Pero en 2018, The Sentry investigó este hecho y produjo un informe titulado The Gold Laundromat. The Conflict Gold Trade from Eastern Congo to the United States and Europe (La lavandería de oro. El comercio de oro procedente de conflictos desde el este de Congo a los Estados Unidos y Europa) en el que se afirma que el oro refinado en AGR proviene de zonas de conflicto en la República Democrática del Congo (RDC).
Este oro proporciona la mayor fuente de ingresos a los diversos grupos armados que intervienen en el conflicto del este de la RDC, según demostró en 2016 el Grupo de expertos de Naciones Unidas sobre este país. Estos actores bélicos sacan de contrabando cada vez mayor cantidad de este mineral. El grupo de expertos reconoce que Uganda desempeña un papel crucial en el contrabando y blanqueo de este oro, y que Ruanda, poco a poco, también asume relevancia en este campo. De ahí que Goetz haya establecido también un importante centro comercial de oro en este segundo país.
El oro refinado por AGR puede terminar en las cadenas de suministro de muchas empresas occidentales entre las que destacan Amazon, Sony, General Electric y otras 280 más, afirma el informe de The Sentry. El rastro del oro obtenido en zonas de conflicto sigue una cadena de suministro de, aproximadamente, seis pasos desde el este de la RDC hasta su destino final: joyas, lingotes para inversores, bancos y productos electrónicos. El viaje empieza en el este de la RDC, donde el 71% de las minas artesanas de oro se encuentran en zonas de conflicto. De ahí es sacado el contrabando hasta Uganda, donde AGR lo refina. La compañía Goetz Gold de Dubái importa todo el oro de AGR y desde ahí es exportado a Bélgica, punto en el que se distribuye por Europa y Estados Unidos. Evidentemente, la compañía niega estos datos y afirma mantener su compromiso de abstenerse a realizar cualquier acción que contribuya a la financiación de conflictos. Pero las conclusiones de este estudio son muy claras.
De todos es conocido que los minerales manchados de sangre son claves en la financiación de la mayoría de los conflictos que tienen lugar en suelo africano. Compañías occidentales sin escrúpulos, que solo buscan obtener el máximo beneficio en sus operaciones sin importarles el respeto a los derechos humanos o las vidas humanas, son colaboradores necesarios de este comercio. Los gobiernos también lo son al no implementar normas que frenen este tráfico ilícito. Finalmente, están los consumidores, que algunas veces por falta de información, otras muchas por desidia, nos convertimos también en cómplices de los crímenes cometidos por los grupos armados a los que financiamos al comprar productos que contienen minerales procedentes de zona en conflicto.