Periodismo venezolano: entre el miedo y la censura

El 27 de junio se celebra el Día del periodista en Venezuela, porque en esa fecha, del año 1818, el libertador Simón Bolívar fundó el primer diario del país llamado Correo del Orinoco. Antes siempre era una fecha de celebración y reconocimiento, pero en los últimos años la llevamos como un luto, como un aniversario triste por lo mancillado que está el ejercicio de la profesión; por las agresiones constantes, así como el deterioro en las condiciones de trabajo y la pérdida de la libertad de expresión.
Los periodistas contaban con un gremio sólido, aunque la polarización política de los últimos 20 años también fracturó la unidad gremial y con ellos se dividieron los medios. El colmo de las ironías es que Maduro felicite a los periodistas “que llevan la verdad de nuestro pueblo al mundo”. Habría que indagar a cuál “verdad” se refiere. ¿Será la “verdad” que le conviene al régimen?
Hoy #27Jun envío un gran abrazo a los hombres y mujeres que hacen de la comunicación social un compromiso de vida, a quienes con vocación, profesionalismo y ética, llevan la verdad de nuestro pueblo al mundo. A ustedes mi reconocimiento y admiración. ¡Feliz Día del Periodista! pic.twitter.com/AOfn15h0wO
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) June 27, 2020
En el año 2013, cuando Nicolás Maduro ganó la presidencia en el país, se imprimían más de 90 diarios, nacionales y regionales. Ahora no llegan a una decena. Hay una censura a medios digitales independientes cuyo acceso está bloqueado desde Venezuela y se requiere de un VPN para poder ingresar.
El acceso a las fuentes oficiales es prácticamente nulo, porque nunca quieren declarar o solo atienden a los medios del Estado, además de la poca transparencia de gestión que limita datos para la investigación. Y si ofreces cifras o datos de fuentes no oficiales corres el riesgo de ser demandado y/o detenido por “instigación al odio”.
Solo en el primer mes de la cuarentena en el país fueron detenidos por horas, días y semanas catorce periodistas. Es como el caso de Darwinson Rojas, reportero de detenido junto a sus padres e imputado por “instigación publica”, por publicar en su cuenta de twitter información relacionada con el avance del coronavirus en el país.
Recientemente estuvieron detenidos los periodistas Mimi Arriaga y Marco Antoima. Les allanaron sus residencias, los detuvieron y no les dejaron ver a sus abogados ni familiares hasta 72 horas después. Fueron liberados bajo régimen de presentación, porque alguien los acusó de manejar cuentas anónimas en twitter y fueron imputados con el delito de instigación al odio.
Durante la cuarentena han registrado agresiones a 82 periodistas y en lo que va de año 131 comunicadores han sido vulnerados en el ejercicio de informar, según expone el Instituto de Prensa y Sociedad.
71 periodistas mujeres y 60 hombres periodistas sufrieron limitaciones al momento de ejercer sus funciones entre el 1 de enero y el 25 de junio de 2020. https://t.co/5BOnPr6lUm pic.twitter.com/UovKbiP8iU
— IPYS Venezuela (@ipysvenezuela) June 29, 2020
La pérdida de la libertad personal es algo que siempre produce miedo. Y los periodistas venezolanos hace rato que vivimos con miedo ante un Estado irresponsable, que no respeta el debido proceso judicial y que busca cualquier chivo expiatorio para salvar sus culpas.
Ser periodista hoy en Venezuela es un verdadero ejercicio de valentía. Es autocensurarte y convivir con la censura en los medios. Es ejercer con dignidad pero con miedo, porque no solo arriesgas tu trabajo, sino tu integridad física, tu libertad y la de tu familia.