Delito de moda: bioterrorista

Yulmary llegó con su niña desde Colombia hace un mes. Emigró el año pasado hacia Barranquilla en busca de mejores oportunidades, pero no le fue bien y prefirió volver al hogar seguro en casa de sus padres. La frontera está cerrada y debió entrar por una trocha. Le pagó 50 dólares a un guardia nacional para que la dejara pasar con su niña de cinco años en brazos. “Luego tuve que ir pagando a cada guardia nacional o policía que encontraba en las alcabalas de las carreteras. Hasta llegar a Maturín gasté más de 200 dólares pagando ‘propinas’ a los funcionarios, para que me dejaran pasar y poder llegar a salvo con mi niña”, relata Yulmary.
Yulma, como le dice su familia, no es una venezolana que huyó hacia Colombia buscando mejores oportunidades para trabajar y darle mejor bienestar a su hija, tampoco es una madre soltera vulnerable que requiere protección. No. Para el régimen de Maduro ella es una bioterrorista.
“Vamos por los ‘trocheros’, a ubicarlos para cortar las cadenas de transmisión de la enfermedad que algunos pudieran traer”, dijo Maduro en la cadena nacional a mediados de julio, y pidió denunciar a todo aquel ciudadano del que se sospechara que había ingresado al país por pasos ilegales.
? Un trochero o una trochera infectado es un bioterrorista en tu sector que puede acabar con tu vida y la de tu familia. Denuncia al correo ?? trocheros2020@gmail.com
?⭕️ También puedes llamar al 0248 – 5210611@NicolasMaduro @AlvaradoC_Salud#AmazonasIndetenible pic.twitter.com/Cd9Uk4Lzju
— Gobernación de Amazonas (@GobAmazonas) July 17, 2020
“Yo estaba sin trabajo en Venezuela, y la crisis económica aquí es muy fuerte. La peluquería donde trabajaba cerró porque la dueña se fue a Barranquilla y me ofreció irme con ella. Pero las cosas allá no son fáciles. Hay mucha discriminación hacia los venezolanos. Estuve seis meses y regresé. Desde diciembre sabía que volvería. Estaba reuniendo el pasaje en avión, pero llegó la pandemia y cerraron todo. No podía esperar más y me vine en abril caminando por la frontera”, me contó Yulmary vía telefónica.
Viajó casi cuatro días en autobús para cruzar desde el occidente hasta el extremo oriente de Venezuela. Dice que gastó mucho dinero porque llegó en plena crisis del combustible, así que cualquier pasaje costaba hasta cuatro veces más de lo normal. En la frontera nadie le hizo ninguna prueba de coronavirus ni guardó cuarentena.
Pero la pesadilla no acaba para Yulmary, que dos meses después de haber llegado a Maturín, fue denunciada por una vecina y se vio obligada a huir, porque podría ser acusada de bioterrorismo, un nuevo delito que inventó Maduro.
Después de haber culpado al presidente de Colombia, Iván Duque, de inocular el coronavirus a venezolanos que buscaban regresar a Venezuela, y luego de calificar como “virus colombiano” a la COVID-19, ahora crea el término “bioterrorista” para referirse de forma déspota a los venezolanos que ingresan al país través de los pasos ilegales, llamados trochas, en la frontera con Colombia.
De acuerdo a las cifras de la ONU, unos cinco millones de venezolanos han abandonado el país en los últimos años por la crisis económica, y de ellos han regresado unos 70 mil este año. Ahora los desterrados que huyeron de Venezuela por el deterioro en la calidad de vida, la hiperinflación y la crisis de servicios públicos, regresan convertidos en “bioterroristas”, en seres “altamente peligrosos” que deben ser denunciados como delincuentes.
Yulmary se escondió en casa de una tía con su niña, y ahora se siente perseguida. “Yo no he cometido ningún crimen, ni estoy contagiada. Pero no quiero que me acusen de nada. Solo quiero trabajar para mi niña”.
Ahora no le teme al desempleo que vivió en Colombia ni al coronavirus, sino a un Gobierno que puede convertirla en una delincuente solo por intentar regresar a casa. La Asamblea Nacional de Juan Guaidó dijo que denunciará a Maduro y a su Gobierno ante la Corte Penal Internacional (CPI) por “estigmatizar” a los migrantes retornados, al calificarlos de “bioterroristas”.
En los hospitales las camas escasean. No pueden atender a los pacientes porque no tienen espacio. El Gobierno habilitó el Poliedro de Caracas para atender más casos de contagio. El sistema sanitario público ya colapsado entró en estado de coma, incluidas las clínicas privadas, con más del 90% de las camas ocupadas.
La pandemia no tiene freno y el caos sanitario en Venezuela se hace evidente, pero la “solución” es estigmatizar, acusar de bioterroristas a los emigrantes retornados, culpar a Duque por el coronavirus, a Trump por las sanciones, victimizarse y seguir ganando tiempo en el poder…