En Venezuela el Bolívar ya no es “soberano”

Hace tiempo que el silencio de una mañana o una tarde en Caracas es interrumpido por el megáfono de algún camión que vende frutas o verduras en dólares. “Cinco kilos de yuca por un dólar, traiga su bolsa y el billete señora, llévese su yuca”, grita el chofer. “Quince plátanos por un dólar, amarillos y perfectos para la comida, baje su bolsa señora”, dice otro camión que pasa lentamente, a la espera de los clientes que no abundan.
No aceptan bolívares. Porque dicen que no valen nada y exigen el pago en billetes de un dólar porque no tienen para dar cambio. Pero además, si caminas por el centro de la ciudad o por cualquier mercado, casi toda la mercancía tiene el precio fijado en dólares. Algunos comercios aceptan bolívares, pero al cambio de la tasa del mercado negro.
“Yo tengo meses que no veo ni los billetes de los bolívares, porque desde que cerraron los bancos no he sacado efectivo. Pago con la tarjeta de débito o con los dólares que me da mi hija”, me cuenta Antonia, quien hacía fila para comprar jabón líquido en un comercio de Catia. La cuarentena obligó al cierre de la banca y agudizó la crisis del bolívar en efectivo. Aunque los venezolanos desde los apagones de 2019 nos acostumbramos a pagar todo con tarjeta de débito o abonos electrónicos.
El régimen ahora nos ha obligado a acostumbrarnos a transar cualquier compra con una moneda que no es la de curso legal. No es la moneda oficial del país, es la moneda del “imperio” que tanto critican, pero que incluso ellos mismos utilizan hasta para cobrar los trámites en la gestión pública como, por ejemplo, el pasaporte que tiene un costo de 200 dólares.
Desde comprar un kilo de plátanos hasta pagar el colegio de los niños se hace con dólares, porque los bolívares quedaron para la historia, para recordar que alguna vez fuimos la acaudalada república petrolera del “ta´barato dame dos”, donde ahora un salario mínimo mensual no llega ni a tres dólares.
La dolarización de facto es “tan normal” que el nuevo supermercado iraní, inaugurado hace poco en plena pandemia, ofrece todos sus productos en dólares o en bolívares al cambio de la tasa del mercado negro. En agosto de 2018, el equipo económico de Maduro implementó una reconversión monetaria que suprimió cinco ceros a la moneda nacional, y la rebautizó como “Bolívar Soberano”; con la que prometieron fortalecer la moneda nacional, acabar con la especulación y la “guerra económica”.
Dos años después está demostrado el absoluto fracaso de la política económica de Maduro, al punto que nuestro Bolívar quedó como una caricatura en las operaciones financieras del país. No solo no acabó con la hiperinflación, sino que la fortaleció y hasta dolarizó la gasolina.
Venezuela registra una inflación superior al 840% en lo que va de año. Con una hiperinflación que durante tres años que lleva marcando récord como la más crítica y larga en la historia del continente, sumado a una contracción económica superior al 85%.
Pero el brillante mandatario nacional considera que el uso del dolar es una “válvula de escape” y una especie de “autoregulación” de la economía nacional en recesión, cuyo poder adquisitivo ha quedado pulverizado para los venezolanos, gracias a Maduro.