Estados Unidos quiere que Kenia suprima la prohibición del uso de bolsas de plástico

Después de años de lucha por parte de organizaciones de la sociedad civil, en 2017, el Gobierno de Kenia prohibió importar, producir, usar o vender bolsas y envases de plástico, excepto en industrias específicas como hospitales y productos farmacéuticos. La violación de estas normas tiene como consecuencia fuertes multas y, en algunos supuestos, puede aparejar penas de cárcel. Y hasta ahora estas medidas se han implementado contundentemente. Esta prohibición ha sido considerada la más estricta del mundo. Diversos estudios coinciden en afirmar que desde que entró en vigor este veto, el consumo de plásticos se ha reducido un 80% en el país. Todavía quedan algunas personas reticentes a adoptar la medida, pero se puede afirmar que esta ha sido bien acogida por la mayoría de la población.
Ahora, esta medida de respeto al medioambiente está en peligro porque la industria petrolera ha pedido a Estados Unidos que presione a Kenia para que cambie su política para que el país pueda recibir los productos y los desechos plásticos que las compañías petroleras producen, según informó The New York Times. Estas presiones tienen lugar en medio de las negociaciones que Washington y Nairobi mantienen para lo que sería el primer acuerdo bilateral de Estados Unidos con un país africano, que podría servir de modelo a otras naciones del continente, al menos este es el propósito de los norteamericanos.
Las empresas petroleras quieren que por un lado Kenia levante el veto a la utilización de plásticos de un solo uso, especialmente el de las bolsas, y por otro que reciba basura de Estados Unidos y otros países occidentales, algo que el Gobierno del presidente Uhuru Kenyatta también ha limitado. A medida que se reduce el consumo de combustibles fósiles en más y más países, las petroleras se inclinan hacia la fabricación de productos de plástico y necesitan mercados para ellos y basureros para sus desechos.
Hasta 2018, China había sido uno de los principales receptores de basura plástica del mundo. En 2018, el país asiático cerró sus puertos a estas mercancías. Desde entonces los exportadores buscan nuevos vertederos y han puesto sus ojos en África. En 2019, las exportaciones de deshechos plásticos al continente africano se cuadriplicaron. Aparentemente, el objetivo es que estos países reciclen esta basura. Pero los ecologistas dudan de que eso sea así porque han detectado que desechos plásticos destinados al reciclaje se han acumulado en vertederos en las diversas ciudades kenianas.
La preocupación que manifiestan activistas medioambientales de distintos países africanos es que si este tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Kenia se presenta como un modelo a replicar en otras partes de África, la imposición de aceptar los productos de plástico de un solo uso y de recepcionar los desechos de la industria petrolera se convierta en un elemento fundamental (e imposición) en los nuevos acuerdos. Así, todos los esfuerzos por preservar el medioambiente que se están llevando a cabo en distintos Estados al sur del Sáhara serían suprimidos. Especialmente las prohibiciones al uso del plástico que, poco a poco, distintos gobiernos de la región han implementado. Entre ellos cabe destacar Mauritania, Eritrea, Ruanda o Tanzania, por citar solo algunos de ellos. Por ello, las organizaciones de la sociedad civil se oponen fuertemente a este tipo de contratos y piden que las leyes medioambientales que ya se implementan en estos países primen sobre las que se intentan imponer desde fuera del continente.