Aumento de matrimonios infantiles por causa de la covid-19 en algunas partes de África

La covid-19 está teniendo distintas consecuencias en los países africanos. Se habla mucho de las repercusiones en las economías, de la pérdida de puestos de trabajo en sectores claves como el turismo o la dificultad de muchas familias para conseguir los medios diarios de subsistencia. Pero también tiene otros efectos más difíciles de detectar e igual de terribles, tal es el caso del aumento de número de matrimonios infantiles. Este fenómeno viene determinado por las tradiciones culturales de muchos pueblos, pero, sobre todo, por la presión económica que sufren muchas familias. Y no cabe duda, que esta ha aumentado porque la pandemia ha tocado de manera mucho más fuerte a los estratos de población más humildes, como afirma African Arguments.
Dos ejemplos: según la ONG Girls not brides, en Camerún, el 31% de las niñas son casadas antes de llegar a los 18 años, y el 10% antes de alcanzar los 15. En Nigeria, las cifras son todavía más llamativas: 44% son dadas en matrimonio antes de los 18 y 18% antes de los 15.
Las organizaciones que luchan contra este crimen temen que estos números hayan subido como consecuencia de la pandemia. En abril, el Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA) ya advirtió de que las dificultades económicas derivadas de la pandemia podrían ser la causa de millones de nuevos casos de matrimonios infantiles, mutilación genital femenina y embarazos juveniles indeseados. Algunos países como Etiopía y Malaui ya han confirmado con informes la veracidad de aquella previsión, sobre todo respecto a los matrimonios de niñas menores de edad. Esta tendencia al aumento también, se observa preocupantemente, entre la población refugiada.
Son muchos los países de África, podemos decir que mayoría, que penalizan el matrimonio infantil. Además, también casi todos han firmado los tratados y convenios internacionales que prohíben las bodas de menores de 18 años, pero resulta difícil implementar tanto las leyes nacionales como las internacionales y sobre todo conseguir que estas lleguen a todos los rincones del país y, en especial, a las poblaciones más golpeadas por la crisis económica.
El matrimonio infantil va más allá de una cuestión de tradición y cultura. Es un fenómeno que afecta particularmente a los sectores más pobres de la sociedad. Las niñas son consideradas como un medio con el que obtener ingresos que puedan ayudar a la economía familiar a través del pago de la dote que puede llegar en forma de dinero, de ganado u otros bienes. Luego, las leyes tradicionales y el escaso poder que tienen las mujeres y niñas para oponerse a esta práctica hacen y justifican el resto.
Esta relación directa entre pandemia, crisis económica y aumento del matrimonio infantil no es un fenómeno nuevo. Ya se ha producido en otras ocasiones. Baste recordar lo sucedido en Guinea, Sierra Leona y Liberia durante la crisis del ébola. Entonces también subió el número de matrimonios infantiles, de violaciones y de embarazos infantiles.
Evidentemente, luchar contra este fenómeno no depende solo de leyes que lo prohíban y penalicen, tiene mucho que ver también con la lucha contra la pobreza y el acceso a la educación de las niñas.