En Venezuela huele a “guiso” y no es de hallaca

Para los venezolanos un guiso representa, además de la comida cocida en salsa, un “chanchullo”, un negocio fraudulento al margen de la ley. Y desde hace bastante rato que por estos lados huele a guiso, y no es el de las hallacas de diciembre.
Pero en un país con un régimen autocrático que acosa, censura y persigue a la prensa, es muy cuesta arriba investigar y mucho menos publicar los datos que le desnuden. Gracias a una investigación de la Red de Control de Delitos Financieros del Departamento del Tesoro de EEUU, se han filtrado una serie de documentos que dejan en evidencia el saqueo descarado a Venezuela.
Según el estudio, desde el 2009 hasta el 2017 se reportaron sospechas de transacciones provenientes de Venezuela por de 4.800 millones de dólares, que involucran recursos del Estado venezolano, bajo la mirada cómplice de HSBC, Deutsche Bank y JP Morgan, entre otros.
Especialmente en el caso de Panamá, un paraíso fiscal por excelencia y escenario perfecto para el funcionamiento de empresas fantasmas, hubo hasta el año pasado 2.800 millones de dólares que llegaron a la banca panameña proveniente de Venezuela.
Hay más de 80 investigaciones en el mundo sobre corrupción en Venezuela, porque además las irregularidades han llevado a investigar ministros y familiares de funcionarios públicos de otros países cercanos y afines con la llamada “Revolución Bolivariana”.
Cuando uno observa que la vicepresidenta Ejecutiva y ministra de Economía, Delcy Rodríguez, asiste a Miraflores con zapatos Valentino, que es imposible que los pague con su salario como funcionaria pública, se puede deducir que algo anda mal.
“Tuve que prestar un servicio en casa de una persona del Gobierno, es un chivo alto, y viven como reyes literalmente. Montones de comida, alimentos y productos almacenados. Chóferes, escoltas, coches, una casa enorme con montón de sirvientes” me contó una amiga cercana, que debió atender una solicitud de un alto funcionario de Maduro.
Entonces todo parece indicar que el informe de la Red de Control de Delitos Financieros es solo la punta del iceberg, de la que hay detrás de tantos años de mentiras. Mientras siguen desvelándose capas de corrupción, el deterioro en la calidad de vida y en la capacidad del poder adquisitivo en Venezuela se hace alarmante. Oficialmente, esta semana el cambio del dólar se ubicó en 400 mil bolívares por dólar, lo que representa ¡un salario mínimo mensual! Es decir, que un venezolano que gane el salario mínimo solo tiene un dólar al mes…
Cuando Maduro decretó el último aumento de salario mínimo, en el mes de mayo de este año, lo llevó a 400 mil bolívares al mes, que en ese momento representaban poco más de dos dólares. Cuatro meses después, el bolívar, que es nuestra moneda de circulación nacional, se ha devaluado por debajo de la mitad del valor que tenía en mayo.
El Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS), informó que la Canasta Alimentaria Familiar aumentó en agosto a 91.834.057 bolívares, lo que es igual a 230 dólares al mes.
Un venezolano necesita ganar como mínimo diez dólares diarios para poder cubrir todas sus necesidades básicas de alimentación, pero el salario mínimo apenas es de un dólar al mes. Sin embargo, Maduro siempre sabe sorprendernos con su extraordinaria dosis de cinismo, y durante su discurso ante la 75 Asamblea General de la ONU, se atrevió a insinuar que los países receptores de los más de cinco millones de venezolanos que han migrado, han manejado de forma “irregular” los recursos que han recibido para apoyar a los migrantes venezolanos.
“Creemos que hay que revisar con rigurosidad el rol que han venido jugando algunas agencias de Naciones Unidas o algunos personeros de algunas agencias en estos procesos, como la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur)”, dijo Maduro.
No tiene moral para hablar de rigor, pero es el fantoche que por desgracia le ha tocado a Venezuela en este tiempo y esperamos que realmente sea breve…, aunque ya van 7 años del “conductor de autobús” en Miraflores…