Quincena electoral en África

Tres presidentes africanos aspiran a renovar sus mandatos en lo que queda del mes de octubre. Se trata de políticos experimentados, intelectualmente valiosos —los tres han sido profesores universitarios—, pero no por eso menos polémicos: dos de ellos —Alpha Condé, de Guinea, y Alessane Ouatarra, de Costa de Marfil— llevan dos legislaturas en el poder y han tenido que forzar reformas en la Constitución para poder aspirar a un tercer mandato, lo que ha generado protestas.
Bien es verdad que ambos lo intentan forzados, aparentemente, por diferentes circunstancias. Alpha Condé, de 83 años y visiblemente achacoso, no encontró en su partido Asamblea del Pueblo de Guinea un candidato adecuado para sustituirlo. Goza de buena imagen como oponente, exiliado y prisionero de la dictadura marxista de Sekú Touré. En estos diez años realizó un trabajo que deja buenos recuerdos, como el incremento de los márgenes de libertad democrática que se ha producido. Los medios de comunicación de Conakri, la capital, lo revelan a primera vista. Sin embargo, su triunfo ya pronosticado ha generado incidentes de protesta ante la violación constitucional de concurrir a un tercer mandato.
Más problemático es el caso de Alessane Ouattara, un antiguo funcionario del Fondo Monetario Internacional de 78 años. Ouattara aceptó optar a un tercer mandato como presidente de Costa de Marfil tras la muerte repentina del que estaba designado por su partido —la Agrupación de los Hufuetistas para la Democracia y la Paz (RHDP, por sus siglas en francés)—, el entonces primer ministro Amadou Gon Couhbaly. A pesar de saber que su imagen estaba desgastada, se incorporó a la carrera en buena medida, al menos en apariencia, ante la premura de tiempo para elegir a otro candidato. La oposición reaccionó con energía, y hasta virulencia. Desde ese momento no ha dejado de promover protestas tumultuarias en diferentes ciudades del país, como Abiyán y Yamousoukro, la nueva capital del país.
El candidato opositor Henrri Konan, un político de prestigio del partido Chadema, pidió reiteradamente que se aplazasen seis meses las elecciones para dar tiempo a normalizar la situación. Ouattara se negó frontalmente y, sin entrar a negociar, inició una campaña intensa por todo el país que ha ocasionado muchos incidentes. La oposición ha amenazado con no presentarse el 31, día fijado para las votaciones. Tres semanas después de lanzar su órdago sigue haciendo campaña, pero no lo ha retirado, lo cual mantiene dudas entre el electorado.
Más tranquilas se presentan, al menos de partida, las elecciones presidenciales en Tanzania. Allí se elegirá el día 28 al quinto sucesor del mítico Julius Nyerere, el héroe nacional de la independencia hace sesenta años. El actual presidente, John Magufuli, aspira sin problemas constitucionales a un segundo mandato y, en principio, según las encuestas y el ambiente preelectoral, con perspectivas de conseguirlo. Hace cinco años superó la primera ronda con cerca del 59 por ciento de los votos.
Magufuli compite contra 16 candidaturas, lo que demuestra el vigor que ha conseguido la democracia en Tanzania. La dispersión del voto, además, favorecerá al candidato oficial. Su principal oponente es Tundu Lissu, líder de la oposición y un parlamentario muy popular por su fácil oratoria. John Magufuli tiene dos carreras universitarias y es el más joven de los tres aspirantes a mantener el cargo en las elecciones de estos días: está a punto de cumplir los 60 años.