Dos muertes por desnutrición con un silencio que aturde

Hay noches que en Caracas es difícil dormir. A veces hace mucho calor, otras veces no hay electricidad y otras veces, como hoy, hay tragedias particulares que se convierten en colectivas por su impacto. Esta noche conocimos de dos adultos mayores, dos abuelitos, que murieron de hambre, literalmente desnutridos, en un apartamento del centro de Caracas.
Dos abuelos fueron encontrados muertos en estado de descomposición dentro de su apartamento en el piso 9 de las residencias Villa II, en Puente Hierro #Caracas. Los fallecidos: Silvia Margarita Sandoval Armas, de 72 años y Rafael David Sandoval Armas, de 73 años, ambos hermanos pic.twitter.com/ELYtBtZXDC
— Lysaura Fuentes (@lysaurafuentes) October 29, 2020
Silvia Margarita Sandoval, de 72 años, y su hermano David Sandoval Armas, de 73 años, vivían en el piso 9 de un edificio del centro de la ciudad. Su único ingreso era la pensión y recibían una caja mensual de alimentos que subsidia el estado venezolano, llamada Clap.
Es preciso aclarar que un pensionado en Venezuela gana 400 bolívares al mes, lo que representa alrededor de un dólar al día, y la caja de alimentos Clap sólo tiene dos kilos de harina de maíz, seis kilos de arroz, dos kilos de pasta, un litro de aceite y un kilo de frijoles. No contiene ningún tipo de proteína.
Los vecinos, conscientes de la situación de los ancianos que no tenían más familiares en Caracas, los ayudaban eventualmente con alimentos y comida preparada que compartían con ellos. Sin embargo, un día dejaron de abrir la puerta pese a que les tocaban el timbre a diario y los llamaban.
Una semana después los bomberos fueron a inspeccionar y encontraron los dos cadáveres de los abuelitos. Los vecinos narraron que, al ser adultos mayores, seguramente padecían alguna patología, como hipertensión o diabetes. No obstante, aseguraron que la causa principal de su muerte fue la desnutrición: estaban muy delgados y no se alimentaban bien.
No hay pronunciamiento de ninguna autoridad, ni local, ni municipal, ni muchísimo menos del Ejecutivo nacional. ¿A quién le importan estas muertes? ¿Cuántas personas han muerto en Venezuela por desnutrición? ¿Cuánto se ha incrementado la pobreza en un escenario de hiperinflación en el que adquirir alimentos es una verdadera osadía?
Pero Maduro sólo está preocupado por sus elecciones parlamentarias y por culpar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o al mandatario colombiano, Iván Duque, de atentar contra la “estabilidad” de su gobierno y la “paz” del país.
Esta semana ocurrió una explosión en la refinería Amuay, una de las más importantes del país, ubicada al occidente de Venezuela, y Maduro aseguró que esa explosión fue un misil que lanzó Iván Duque con un dron. “Atacar una refinería no se ha hecho ni en guerra; no tienen límites, Iván Duque y Álvaro Uribe están detrás de este ataque, junto a los organismos de inteligencia de EEUU”, dijo Maduro.
Mis fuentes desde Amuay aseguran que las explosiones que ocurren en esa refinería son “normales”, producto de la falta de mantenimiento de las maquinarias. Ellos no han visto ningún misil en el complejo petrolero. Entonces, ¿para qué se inventa Maduro esa novela de un dron que lanza un misil en una refinería venezolana? ¿Qué hay detrás de este show? Porque si algo tiene el régimen es que no da puntada sin dedal.
Maduro juega a los guiones de ciencia ficción mientras mueren dos ancianos por desnutrición. Mientras el periodista Roland Carreño sigue detenido, acusado de terrorismo, conspiración y tráfico ilícito de armas de guerra, además de haber “financiado” la fuga de Leopoldo López hasta España.
Y, por cierto, como Maduro no tiene idea del significado de la ‘diplomacia’, pese a que fue Canciller del expresidente Chávez por siete años, culpó a España, y especialmente al embajador en Caracas, de la fuga de López.
“El embajador racista, colonialista y golpista Jesús Silva se va de Venezuela con plena garantía de su inmunidad diplomática”, dijo Maduro en rueda de prensa ante medios internacionales. La respuesta de España fue contundente. Ahora no habrá embajador español, sino la figura del ‘encargado de negocios’.
Así va Maduro quedándose cada vez más solo en el concierto internacional. Un mandatario sin respeto, sin vergüenza, sin dignidad. Con centenares de presos políticos, responsable de la peor hiperinflación en la historia y del alarmante deterioro en la calidad de vida de los venezolanos, que hoy produjo la muerte silenciosa y cruel de dos adultos mayores. ¿Cuántos más deberán morir para que se acabe la pesadilla?