Elecciones accidentadas en Costa de Marfil

Las elecciones en Costa de Marfil, celebradas en un ambiente previo de crispación que ha costado algunas vidas, se saldaron con el resultado previsto, pero sin que los incidentes que las precedieron amainen. El ganador, Alassane Ouattara, obtuvo con el 94% de los votos una victoria clara, ratificada por la Comisión Electoral Independiente que tuteló el recuento.
La contundencia de la victoria de Ouattara se ve empañada por la escasa participación en los comicios (apenas el 53,4 del censo) y por el rechazo que ya venían planteando sus principales adversarios, Henri Konan Bédié y Pascal Affi N’Guessan, que habían boicoteado la convocatoria. Un 23% de los colegios electorales permanecieron cerrados siguiendo las recomendaciones de los dos opositores.
Ouattara ha sido elegido por tercera vez a pesar de que la ley electoral no permite concurrir más de dos mandatos. Inicialmente no era el candidato del partido gobernante: lo era el primer ministro. Sin embargo, ante la muerte repentina de este cuando apenas comenzaba la campaña, el presidente saliente reconsideró su negativa a volver a presentarse como candidato y, burlando la ley, alegó razones de fuerza mayor y decidió concurrir.
Aunque su gestión durante los últimos ocho años no había dejado mala imagen, fueron muchas las personas —además de los partidos de la oposición y sus candidatos— que iniciaron una ola de protestas que, conforme avanzaba la campaña, se fue extendiendo por todo el país. Maniobras como las de Ouattara para saltarse la Constitución son frecuentes, pero muchos políticos extranjeros apoyaron las protestas.
El Comité Electoral anunció los resultados en la madrugada del martes e, inmediatamente, los derrotados los rechazaron. Al tratarse de unas elecciones que consideran ilegales, las declararon nulas. Entre sus decisiones figuró también la de declarar el vacío de poder que, en su opinión, se ha creado. También anunciaron que lo cubrirían con uno provisional.
Algunos gobiernos, tanto africanos como europeos, felicitaron al ganador, aunque la mayor parte se abstuvo a la espera de que la situación se clarifique. Las manifestaciones de protesta se desarrollaron en las principales ciudades a lo largo de toda la jornada del martes y días sucesivos. La impresión de los expertos es que el resultado es claro y el ambiente se calmará.
Costa de Marfil es un país con grandes recursos que necesita de estabilidad para poder desarrollarlos. Es una pena que el conflicto generado en el proceso electoral divida a la población, estimule algunos rencores ya olvidados y abra un paréntesis de incertidumbre. Saltarse la norma constitucional de limitar los mandatos presidenciales será, en cualquier caso, un nuevo motivo para incentivar la polémica que siempre plantea el afán, bastante tradicional en el continente, de perpetuarse en el poder.